Los carroñeros del dolor y los que miran para otro lado
11/03/2025 | 17:30Redacción Cadena 3

La tragedia golpea, las vidas se pierden, y mientras las familias lloran, los carroñeros del poder ya están al acecho, oliendo la oportunidad de sacar rédito político de la muerte.
Bahía Blanca, devastada por un temporal que dejó un saldo de muertos por encontrar y hogares destruidos, se convirtió en el escenario perfecto para este espectáculo de oportunismo y desidia.
Las dos figuras polarizantes de la política argentina encarnan los extremos de una danza macabra: la señora Cristina Fernández de Kirchner señalando con el dedo desde la comodidad de su tribuna, el presidente Javier Milei ausente, perdido en su desconexión con la realidad.
Cristina, con su habitual tono de sermón, no tardó en subirse al púlpito de las redes sociales. “¡Ay, Milei! Te juro que esperé. Pensé… ‘SEGURO QUE ESTE VIAJA A BAHÍA BLANCA, porque lo que pasó es apocalíptico’. Y no… NADA. ¡QUÉ DESCONEXIÓN EMOCIONAL TENÉS CON LOS QUE SUFREN!”, escribió en X, con esa mezcla de indignación teatral y memoria selectiva que la caracteriza.
No conforme con eso, remató: “Ayer nomás gastaste 224 millones de dólares del Banco Central para intervenir en el mercado de los dólares financieros… En un día quemaste más de la mitad de lo que necesita Bahía Blanca para su reconstrucción”.
Su crítica tiene un dejo de verdad: la ausencia de Milei en el lugar de los hechos es reprochable.
Pero el oportunismo de Cristina huele a carroña. Habla de estar “enterrada en el lodo” en Tartagal o de coordinar ayuda en La Plata como si su presencia en esos momentos no hubiera sido también una puesta en escena calculada para las cámaras.
Ahora, desde el sillón del Partido Justicialista, usa la tragedia para golpear al adversario, sin ofrecer más que palabras y recuerdos glorificados. ¿Dónde está el plan, la propuesta concreta? Solo hay un dedo acusador buscando rédito político.
En las últimas horas, se conoció que en 2012, cuando gobernaba Cristina, una tesis doctoral de una profesional del Conicet alertó sobre el riesgo de inundaciones en Bahía Blanca por la falta de planeamiento urbano.
De hecho, se proponían soluciones que todos, Cristina la presidenta y Daniel Scioli, hoy funcionario libertario, como gobernador, ignoraron.
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Fuerte temporal. Una tesis doctoral del 2012 "anunció" la inundación en Bahía Blanca
Lo anticipó una tesis doctoral de la docente en la Universidad Nacional del Sur e investigadora adjunta del Conicet, Paula Zapperi.
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Del otro lado, Milei, el hombre que prometió romper con todo, parece haber roto también con el sentido básico de la empatía.
Su silencio inicial tras el desastre de Bahía Blanca y su decisión de no pisar el terreno hablan más que sus discursos grandilocuentes.
Mientras sus ministros, Patricia Bullrich y Luis Petri, intentaban mostrar algo de acción, él permanecía en su burbuja, más preocupado por el dólar que por las víctimas.
Solo después de días, en diciembre de 2023, se dignó a aparecer y soltar una frase vacía: “Los argentinos siempre sacamos lo mejor de nosotros”.
Pero el problema trasciende a estas dos figuras. Los carroñeros y los ausentes son síntomas de una clase política que ha hecho del dolor ajeno un trampolín o una excusa para no actuar.
Bahía Blanca no necesita ni las lágrimas de cocodrilo de Cristina ni las promesas vacías de Milei.
Necesita recursos, coordinación y una dirigencia que deje de mirarse el ombligo.