Facundo Quiroga, enterrado en pleno centro
05/07/2021 | 18:07Redacción Cadena 3
El asesinato en 1835 del general Juan Facundo Quiroga, uno de los hombres más poderosos del país, le abrió las posibilidades a Juan Manuel de Rosas de gobernar con la suma del poder público. El caudillo riojano fue ultimado el 16 de febrero en Barranca Yaco, homicidio por el cual se acusó a Santos Pérez y los hermanos Reinafé. Quiroga recibió un disparo en el ojo izquierdo y fue degollado para asegurarse que estaba muerto.
Al día siguiente, de Sinsacate fue trasladado a la ciudad de Córdoba y enterrado en el Cementerio de los Canónigos de la Catedral, una necrópolis que ya no existe, o para mayor precisión, quedó bajo el pasaje Santa Catalina, que discurre entre la iglesia y el Cabildo. Algunas fuentes señalan que el cuerpo fue inhumado al llegar el cortejo fúnebre, el 17 de febrero, aunque según el Acta de Inhumación de la Catedral, fue enterrado el 18 de febrero, publican Daniel Schávelzon y Patricia Frazzi en su libro Las muertes de un caudillo.
El cuerpo del Tigre de los Llanos permaneció enterrado allí durante casi un año, hasta que el 5 de febrero de 1836, por pedido de su viuda, Juan Manuel de Rosas decidió que fuera exhumado para trasladarlo a Buenos Aires e inhumarlo en la iglesia de San Francisco. Allí comenzaría otro capítulo de la mitología nacional: el mismo cuenta que en el sepulcro en el cementerio de la Recoleta donde se encuentra actualmente, el caudillo —sus huesos o cenizas— fue enterrado de pie. Pero esa es otra historia.





