Un celular desbloqueado a propósito, la hoja de ruta para descubrir el espanto
La investigación por el crimen en Camino a Capilla de los Remedios encontró una trama atroz. Dos adolescentes de 16 y 17 años están acusados del homicidio de un hombre de 45 años.
15/12/2025 | 11:45Redacción Cadena 3
El domingo 16 de noviembre último, sin dudas, se convirtió en una jornada de espanto en Córdoba.
De un basural de barrio General Urquiza, en la zona sudeste de la ciudad, un perro llevó hasta su casa una bolsa que en su interior contenía una pierna humana. Recién varios días después, los investigadores le pondrían nombre a aquel cadáver descuartizado, del que sólo se han recuperado unas pocas piezas: Camila Merlo.
Aquel mismo día, a poco más de 10 kilómetros de distancia, en la zona rural de Camino a Capilla de los Remedios, los policías encontraban el cadáver de Lucas Banegas, un hombre de 45 años que había sido asesinado a puñaladas.
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Espanto en Córdoba. La pista atroz detrás del crimen en Capilla de los Remedios
La fiscalía de Río Segundo investiga el trasfondo del caso, que quedó registrado en imágenes halladas en el teléfono de Lucas Benegas, la víctima.
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Hasta hoy, prácticamente no habían trascendido detalles de cómo se había descubierto este último crimen. Y, sobre todo, la sórdida trama que aparece detrás de este caso.
Menores, abusos y un celular desbloqueado que terminó por ser una hoja de ruta para la investigación. Una realidad demasiado espesa en la que pocos aún se han animado a ingresar. Porque todavía nadie puede asegurar qué más se va a poder encontrar.
Aquel domingo, minutos antes del mediodía, una patrulla que circulaba por la colectora de la Circunvalación, cerca de la feria de Villa El Libertador, advirtió que un auto Fiat Palio verde estaba estacionado, sin las medidas de seguridad.
Uno de los agentes tomó la patente, buscó en la base de datos y dio con el titular del rodado, un hombre con domicilio en barrio Los Sauces. Lo llamó por teléfono y le dijo que su auto había aparecido allí.
Lo extraño de la intervención policial es que, hasta ese momento, no existía ninguna denuncia por la desaparición de este vehículo.
Lo concreto es que el hombre junto a unos familiares y amigos llegó hasta el lugar y con otra llave, se llevó el rodado. Sin embargo, a las pocas cuadras, frenaron de golpe.
Al abrir la guantera, el hombre encontró el celular de su hijo, Lucas Banegas, quien era el que realmente utilizaba ese auto y del que no sabía nada desde el viernes.
El celular, estaba desbloqueado. Apenas lo abrió, la primera foto que encontró lo horrorizó. De inmediato, llamó al 911 y denunció todo.

Recién entonces, comenzaría a revelarse el crimen de Banegas.
Cuando los investigadores accedieron a ese celular, efectivamente la primera foto que encontraron era la del cadáver del propio Banegas. La imagen no dejaba dudas de que lo habían asesinado. En los datos de la fotografía, figuraba la ubicación del lugar dónde había sido tomada. Y la hora y la fecha: 6.33 del sábado anterior.
La geolocalización no falló: esa tarde, encontraron el cadáver de Banegas en camino a Capilla de los Remedios. La autopsia indicaría después que lo habían matado de múltiples puñaladas.
Para la fiscal de Río Segundo, Patricia Baulies, no fue difícil llegar a los autores del asesinato. En el mismo teléfono, aparecía un video del crimen.

Allí, se aprecia la secuencia casi en su totalidad, según figura en el expediente de la causa.
Aquel sábado a la madrugada, en el Fiat Palio, Banegas llegó hasta esa zona rural de Camino a Capilla de los Remedios junto a dos adolescentes de 16 y 17 años. Estacionaron, y bajaron los tres.
El más grande, de negro, fue el que se quedó con el celular Motorola. Y empezó a filmar el momento en el que, en medio del camino y de pie, Banegas besaba al joven de 16 años, que lloraba.
Fue en ese instante que este último muchacho extrajo una cuchilla del bolsillo derecho del pantalón y apuñaló a Banegas. Sobresaltado, el hombre dio un paso atrás y comenzó a pedirle que no lo mataran, que se llevaran el auto. Mientras el de 17 años no dejaba de filmar, el de 16 volvió a arremeter con más puñaladas, mientras le gritaba "degenerado" y lo insultaba. El video se corta en ese momento.
Luego, los matadores sacaron una foto más: Banegas ya sin vida, en el suelo, ensangrentado.
En la causa que sostiene que, tras consumar el crimen, los dos jóvenes treparon al Palio y escaparon de allí. Llegaron hasta la colectora de la Circunvalación, entre Las Flores y la feria de Villa El Libertador, y dejaron el auto abandonado. Cada uno se fue hacia su casa, donde tres días después terminarían por ser detenidos.
Si bien hay abundante y explícita prueba, los investigadores tienen dudas enormes: por qué los jóvenes dejaron el celular desbloqueado, con la foto del hombre asesinado y el video de toda la secuencia del crimen.
"Ese celular tenía algún patrón para acceder. Por todo lo que tenía adentro. Está claro que le sacaron el patrón adrede y lo dejaron en el auto para que todo saliera a la luz", conjeturó un informante que sigue bien de cerca el expediente judicial.
Es que el celular tenía mucha más información. Los investigadores encontraron decenas de imágenes muy delicadas. Banegas siempre rodeado por adolescentes menores de edad. En muchos casos, en medio de encuentros íntimos que ahora se investigan como presuntos abusos.
Incluso, hay un video de un niño pequeño, que tendría entre 10 y 12 años, bañándose desnudo en lo que se sospecha sería la casa de Banegas.
De acuerdo a la hoja de ruta que el celular le ha marcado a los pesquisas, antes de ser asesinado, Banegas estuvo varias horas junto a los dos adolescentes ahora acusados del crimen.
La noche anterior, fueron a un quiosco, donde él los fotografió jugando a una máquina de juegos. Por eso, lograron identificar al que después filmó toda la secuencia.
Ese joven aparece en otras imágenes que también se están analizando. Incluso, el chip del celular figuraba a nombre de este adolescente. No obstante, se sabe que el aparato era utilizado por Banegas, ya que en todas las aplicaciones aparece él como usuario.
¿Cómo Banegas había llegado a estos jóvenes (y a los otros que figuran en las fotos y videos)? ¿Qué prometía a cambio de aquellos encuentros? ¿Qué fue lo que motivó a estos dos adolescentes a idear el crimen?
Los investigadores no tienen dudas de que todo fue planificado: el cuchillo escondido en el pantalón y el hecho de que el que filmaba lejos de sobresaltarse continuó grabando la secuencia homicida dan la pauta en esa dirección.
Hoy, los dos adolescentes permanecen alojados en Complejo Esperanza. Y hasta ahora callan sobre qué más saben.





