“Estar al lado del que más sufre”: la misión de Manos Abiertas en Córdoba

En el marco del ciclo Comprometidos en Cadena, Cadena 3 dialogó con Daniela Magnano, presidenta de la Fundación Manos Abiertas, una institución con 30 años de historia en Argentina y 24 años de presencia activa en Córdoba. Su misión es clara y contundente: acompañar a personas en situaciones de extrema fragilidad, desde niños judicializados hasta adultos mayores que transitan la soledad, personas en situación de calle y pacientes en etapa terminal.

“Nuestro llamado es estar acompañando a personas, niños, adultos, jóvenes y ancianos que viven una situación particular de fragilidad”, resume Magnano.

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Un hogar para los más pequeños

Una de las obras más sensibles es el Hogar José Baínoti, el único hogar de Córdoba que recibe a niños de 0 a 5 años derivados por la Justicia. Allí se los acompaña hasta que pueden regresar con su familia de origen o, cuando no es posible, encontrar una familia adoptiva. “Nos encariñamos mucho, pero sabemos que lo mejor es que puedan tener un hogar propio”, explica.

Acompañamiento en situación de calle

Otra de las iniciativas es la Hospedería Padre Hurtado, donde reciben a personas en situación de calle. Tras una primera entrevista con trabajadores sociales, los beneficiarios pueden pernoctar en el hogar y participan de talleres y acompañamiento orientado a la reinserción laboral. “Las necesidades son muchas y llegan por distintas vías”, detalla Magnano.

Casa de la Bondad: sostén en el final de la vida

La primera obra de Manos Abiertas en Córdoba fue la Casa de la Bondad, un espacio donde se acompaña a personas con enfermedades terminales. Allí reciben atención especializada, enfermería, contención espiritual y una compañía que busca que el final de la vida no sea en soledad. “Ese período tan difícil merece estar rodeado de afecto y atención”, afirma.

Educación en la montaña

En el corazón de las Sierras, la fundación dirige la Escuela Albergue Nuestra Señora del Valle, en los Gigantes. Por las distancias, los niños y jóvenes viven allí mientras cursan nivel inicial, primario y secundario. Muchos de ellos incluso lograron continuar estudios universitarios gracias a esta oportunidad educativa.

Obras que abrazan la soledad

La obra Madre Teresa acompaña a personas solas en hogares o residencias. Voluntarios visitan cada semana para compartir charlas, juegos y compañía. “El voluntariado es nuestro pilar fundamental”, subraya Magnano.

¿Por qué lo hacen?

“Es una gran alegría poder ayudar a alguien. Todos lo vivimos como humanos y lo que te devuelve eso es gratis: alegría, paz”, cuenta. La presidenta reflexiona también sobre la importancia de reconocer las propias fragilidades: “Somos sanadores heridos. Ayudamos desde nuestras propias vulnerabilidades”.

Un sueño que continúa

Sostener todas estas obras no es sencillo, especialmente en momentos económicos complejos. Sin embargo, Magnano confía en que Manos Abiertas seguirá creciendo: “La providencia siempre está. Nuestro llamado es estar al lado del más frágil, y eso nos inspira a ser creativos para llegar a quienes más sufren”.

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