El amor adolescente de Jorge Bergoglio: “Si no me caso con vos, me hago cura”
En el barrio Flores, el papa Francisco vivió un amor adolescente con Amalia Damonte. Su historia, marcada por la amistad y el desamor, revela la humanidad del líder religioso antes de su consagración.
23/04/2025 | 15:14Redacción Cadena 3
En el corazón del barrio Flores, donde creció Jorge Bergoglio, hoy recordado como el papa Francisco, floreció un amor adolescente que marcó su vida.
Amalia Damonte, su vecina y amiga de la infancia, fue el único amor terrenal del joven que, a los 12 años, soñaba con construirle “una casita blanca”.
“Si no me caso con vos, me hago cura”, le confesó él, según relató Amalia en 2013, cuando el mundo descubrió que el nuevo papa era su viejo amigo.
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Amalia y Jorge compartían juegos y tardes sencillas en Flores a fines de los años 40. “Crecimos juntos, jugábamos con los hermanos”, evocó ella en una entrevista, describiendo a un Bergoglio “correcto, buen amigo” y a su madre como “una virgen María”.
La chispa del amor surgió con una carta donde él le prometía un futuro juntos, pero los padres de Amalia, al descubrirla, prohibieron la relación. “Me costó una buena paliza de mi padre”, confesó ella.
A pesar del desamor, la conexión entre ambos nunca se rompió. Bergoglio ingresó a la Compañía de Jesús y se ordenó sacerdote en 1969, mientras Amalia, desde su casa a tres puertas de la de él, guardaba los recuerdos de su amistad.
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Siguieron carteándose hasta poco antes de que él asumiera como papa en 2013. “Éramos muy humildes, amábamos a los pobres. Podríamos ser almas gemelas”, reflexionó Amalia, destacando la sensibilidad que los unía.
Amalia Damonte falleció el 24 de enero de 2015, apenas dos años después de ver a su amigo convertirse en Francisco.
Tras la muerte del pontífice, el mundo celebra su legado, pero en Flores, su historia con Amalia sigue viva como un eco de su humanidad, la de un joven que, antes de consagrarse a la Iglesia, supo amar con el corazón.