Cada familia argentina tira a la basura casi 200 kilos de comida al año

Las luces de Navidad y los preparativos de Año Nuevo suelen traer consigo mesas desbordantes. Sin embargo, detrás del festejo se esconde una cifra que interpela la realidad social del país: en la Argentina se pierden y desperdician 16 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que equivale a mil millones de raciones que nunca llegan a un plato.

Un diagnóstico que duele en el hogar

Según el primer estudio nacional sobre gestión de alimentos, el desperdicio no ocurre solo en las grandes industrias. Puertas adentro, el impacto es alarmante: cada persona tira en promedio 72 kilos de comida al año. El informe destaca que el 77,2% de los encuestados descarta principalmente frutas y verduras, seguidas por harinas, legumbres y panificados.

"Estas cifras impactan, sobre todo cuando se acercan días festivos", advierte Fernando Uranga, director general del Banco de Alimentos Buenos Aires. "Cuando un alimento apto se descarta, no solo se pierde la comida: también se desperdician los recursos invertidos en producirla, como agua, suelo, energía y mano de obra".

El valor del rescate

Frente a este escenario, el Banco de Alimentos Buenos Aires funciona como un puente crítico. Solo en 2025, la organización logró recuperar más de 6.100 toneladas de comida, proyectando llegar a las 7.000 para fin de año.

A través de una red que asiste a más de 360.000 personas diarias, el mecanismo de rescate es de una precisión quirúrgica: voluntarios clasifican donaciones de la industria y supermercados en el centro de distribución de Benavídez, asegurando que productos frescos y secos lleguen a 1.280 organizaciones sociales en el AMBA.

"Hasta un 30% del descarte hogareño está vinculado a una mala planificación. Con cambios simples, una familia puede reducir hasta un 40% su desperdicio mensual", explica la colaboradora y especialista en cocina sustentable, Laura Di Cola.

Guía para una mesa responsable: ¿Cómo reducir el desperdicio?

El Banco de Alimentos propone una serie de hábitos para aplicar en estas fiestas y mantener durante todo el año:

Planificación real: Evitá cocinar "por si falta". Calculá las porciones según los invitados.

Rotación inteligente: Aplicá el sistema "primero vence, primero se usa".

Orden en la heladera: Separar correctamente crudos de cocidos evita la contaminación y el deterioro prematuro.

Transformación: Antes de tirar, revisá si esas frutas o verduras pueden convertirse en conservas, encurtidos o fermentos.

Compra a conciencia: Priorizá productos locales y de estación, que tienen mayor vida útil y menor costo.

La gestión de la comida en el hogar es, en última instancia, un acto de solidaridad. En una Argentina donde el hambre y el derroche conviven, la responsabilidad de equilibrar la balanza empieza en nuestra propia cocina.

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