Las misteriosas fuerzas detrás de Dante Gebel
15/12/2025 | 14:34Redacción Cadena 3
Hasta hace pocas semanas, Dante Gebel era para muchos un nombre conocido, pero ubicado en otro territorio: el religioso, el mediático, el del espectáculo con mensaje espiritual. De pronto, empezó a aparecer en conversaciones políticas, en mesas de análisis y en redes sociales, como si alguien hubiera decidido empujarlo hacia un lugar completamente distinto. Y cuando eso ocurre en la Argentina, conviene prestar atención.
Gebel es, técnicamente, un pastor evangelista de la rama pentecostal. Inició su actividad en el país, pero desde hace más de una década vive en Estados Unidos, donde fundó la River Church, una iglesia de gran alcance en California. Conduce programas de radio y televisión, mantiene una sociedad con Mario Pergolini —productor de su ciclo— y conserva vínculos políticos que atraviesan distintos espacios, incluido el peronismo.
El punto de inflexión fue una respuesta casi casual. En el programa de Pergolini le preguntaron si alguna vez pensó en ser presidente. Su contestación fue medida, ambigua, pero suficiente: “Llegado el caso, lo podría pensar”. A partir de ahí, todo se aceleró. Coincidió con una gira nacional que llena teatros, con un formato a medio camino entre lo humorístico y lo religioso, titulada “PresiDante”, bajo un lema tan simple como sugestivo: qué haría si fuera presidente por un día.
El fenómeno explotó este fin de semana. De golpe, Dante Gebel pasó a ser tema obligado. Aparecieron dirigentes políticos, sindicalistas y referentes de distintos sectores que comenzaron a hablar bien de él. Lo describen como alguien capaz de unir voluntades, de buscar consensos, de aportar una mirada espiritual a una Argentina agotada. Entre quienes lo miran con simpatía hay sindicalistas, exdirigentes del PRO, libertarios desencantados y hasta militantes de La Cámpora. Una mezcla tan heterogénea como desconcertante.
Ahí surge la primera paradoja. Se lo vende como un outsider, como alguien ajeno a la política tradicional. Sin embargo, es una figura instalada en el corazón de los medios, con una estructura empresarial detrás y vínculos transversales con el poder. No parece exactamente alguien que llegue desde afuera, aunque el discurso intente presentarlo así.
La primera encuesta que midió el fenómeno, realizada por la consultora CB, aporta otro dato clave. De cara a 2027, Dante Gebel apenas roza el 2% de intención de voto. Muy lejos de Javier Milei, que lidera con el 35%, y también de Axel Kicillof. Es decir, hoy no está en carrera. Pero el dato relevante no es el número, sino la velocidad con la que apareció y la cantidad de actores que, casi en simultáneo, empezaron a mencionarlo.
Las dudas se multiplican cuando se revisa su trayectoria ideológica. En 2015 pidió el voto para Daniel Scioli, pero en Estados Unidos fue parte del movimiento contra las cuarentenas durante la pandemia. Se manifestó abiertamente en contra del aborto y del matrimonio igualitario y elogió públicamente a Nayib Bukele tras su reelección en El Salvador. No encaja cómodamente en un casillero clásico del mapa político argentino.
Lo más llamativo no es su eventual candidatura, cuando faltan aún dos años para las elecciones. Lo verdaderamente extraño es la erupción repentina. Durante todo un fin de semana, fue difícil encontrar un comentario político que no lo mencionara. Para alguien que hasta hace poco no figuraba en ninguna lista de presidenciables, el salto es, como mínimo, intrigante.
En la Argentina, nada suele ser casual. Y cuando un nombre aparece de golpe, de manera transversal y sostenida, generalmente hay algo más que una simple ocurrencia. La pregunta, por ahora sin respuesta, es si Dante Gebel es apenas un globo de ensayo o el síntoma de una dirigencia que sigue buscando, desesperadamente, a su próximo outsider. Misterio abierto.





