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Adiviná: ¿cuántas semanas "normales" de clases tienen los chicos?

 

19/06/2024 | 13:10Redacción Cadena 3

FOTO: Fotoilustración Juan Pérez Gaudio.

Los maestros cordobeses amenazan con hacer dos días de paro la semana que viene. No importa que los chicos ya estén en una semana desflecada como esta, con apenas dos días de clase en la semana. Igual les van a desflecar también la semana que viene.

Claro, porque el problema no es sólo que en Argentina haya demasiados paros en las escuelas, que haya una cantidad exagerada de feriados, que el calendario anual sea demasiado corto o que las jornadas escolares sean muy reducidas. No es sólo que, por todas estas y otras razones, los chicos tengan poco tiempo neto de clases.

El otro drama es el caos. Miremos el caso de Córdoba: con la semana que viene, vamos a haber transitado 18 semanas de clase este año. Pero 10 de esas semanas, el 55%, se desflecaron, fueron discontinuadas. O hubo paros, o talleres docentes o algún feriado. Semanas enteras quedan inservibles desde el punto de vista educativo: no tienen nada que ver con el panorama bonito y ordenado que pinta el Ministerio de Educación cuando publica el calendario escolar a principios de cada año. Como la que está transcurriendo. O como la primera semana de abril (dos feriados y un paro).

Solamente en 8 de las 10 semanas las cosas fueron completas, “normales”, como se supone que deben ser. Y eso siempre que no haya habido clase por “desinfección” (algunas escuelas lo hacen los sábados pero otras en días hábiles, asambleas docentes, días perdidos por que se cortó el agua o cosas así).

Cuando uno mira las cosas así se pregunta qué clase de rutina fundamental pueden desarrollar los maestros, los profesores y sus alumnos. ¿El chico que volverá a la secundaria el lunes, se acordará de cuándo fue la última vez que tuvo matemáticas? ¿Recordará qué fue lo que estaban viendo el lengua? Un alumnito de quinto grado, desarrolla la rutina de los deberes si más de la mitad de las semanas están se interrumpen por cualquier razón y, encima, muchas veces de sopetón, sin que les digan agua va?

El caos, la falta de una rutina imprescindible, no sólo es un drama para los chicos. También para los hogares. Madres y padres tienen que hacer magia con sus agendas y horarios, mientras intentan cumplir con sus trabajos y obligaciones. Semana de por medio –más de una semana de por medio- tienen que salir corriendo a molestar a los abuelos, a gastar fortunas en alguien que cuide a los chicos, todo mientras sospechan que el Estado presente les promete para sus hijos una educación de calidad que se desvanece en el caos. Una mentira más.

Todo esto es parte fundamental de la calidad de la educación. No basta con tener muchos días o muchas horas de clase; no basta con tener buenos maestros. Es imperioso algún tipo de orden. Ya sea limitando los paros pagando incentivos que efectivamente se descuenten; o garantizando un servicio educativo mínimo, como plantea el proyecto de ley que se trata en Diputados; reduciendo la cantidad absurda de feriados en un país que celebra dos veces su independencia y conmemora a una lista interminable de héroes y gestas patrióticas mientras deja en la cuneta a los chicos.

Este tema específico: el de que existan una rutina elemental en la escuela jamás se trata. Los ministerios de Educación ni se molesta en publicar estadísticas sobre el tiempo neto y real de clases que reciben los chicos. Mucho menos algún indicador sencillo como este: cuántas semanas “normales” de clases se logran dar en el año. Es obvio: no les conviene publicarlo. Ni a los burócratas ni a los sindicatos. Barren bajo la alfombra. Si pasa, pasa.

Hagamos que no pase más. Dejen de hacerse los osos. Hay un caos en la escuela. Empecemos por decirlo.

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