El partido del Estado vuelve al ataque contra los corredores de mamuts

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Por Adrián Simioni

Los sindicatos estatales en Córdoba, como el SEP, están en pie de guerra, movilizándose por aumentos salariales. La calle se torna complicada, con protestas de empleados públicos y asambleas de trabajadores municipales. Todos exigen más dinero, apelando a que los que realmente trabajan deben pagar más impuestos para sostener sus sueldos.

Esta situación se convierte en una paradoja, ya que los servicios que reciben son deficientes. La burocracia municipal genera caos, haciendo que los ciudadanos pierdan tiempo en trámites. A pesar de la ineficiencia, los sindicatos siguen reclamando más recursos, lo que resulta en un círculo vicioso que normalizamos.

Los corredores de mamuts, que se esfuerzan diariamente, también son víctimas de esta realidad. Mientras enfrentan barricadas y caos en la ciudad, el Estado sigue aumentando la presión. La falta de servicios adecuados se suma a la exigencia de más impuestos, creando un ambiente de frustración.

En el ámbito nacional, la situación no es diferente. Los sindicatos paraestatales, como la UTA, también reclaman más subsidios, generando paros que afectan a todos. En el Congreso, se discuten proyectos que buscan aumentar el gasto público, lo que podría llevar a un déficit mayor.

Propuestas como la emergencia por la discapacidad y el financiamiento de universidades generan debates. Aunque parecen positivas, hay que considerar las implicancias financieras y el impacto en quienes realmente aportan al sistema.

La lucha entre los que viven de los impuestos y los que trabajan en el sector privado se intensifica. La desigualdad en este enfrentamiento es evidente. No se trata de demonizar a los empleados públicos, pero es esencial reconocer que sus demandas afectan a quienes tienen menos derechos y recursos.

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