El renacer del barco que se convirtió en un restaurante en San Antonio Oeste
Con esfuerzo, pasión y diez años de trabajo, Edgar Herrera y Claudia Pincheira transformaron un viejo pesquero en desuso en un restaurante único en la costa rionegrina.
05/09/2025 | 14:48Redacción Cadena 3
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La Argentina Posible
Lo que alguna vez fue un barco condenado al desguace, hoy es un atractivo turístico que atrae visitantes de toda la región.
En San Antonio Oeste, Río Negro, Edgar Herrera y su esposa, Claudia Pincheira, decidieron darle una segunda vida al “Mar del Plata”, un pesquero de más de 200 toneladas que permanecía abandonado en el llamado “cementerio de barcos”.

El proyecto, que al inicio parecía un sueño imposible, demandó diez años de trabajo. Herrera, casi en soledad, desguazó 100 toneladas del interior del navío, cortando pieza por pieza con una autógena para poder trasladarlo apenas 50 metros hasta la vereda. “Mucha gente nos decía que estábamos locos, pero sabíamos que ese barco podía convertirse en algo distinto”, contó Claudia. El traslado solo fue posible gracias a la ayuda inesperada de una empresa que probaba una nueva grúa en la zona.
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Finalmente, el “Mar del Plata” volvió a renacer, no en el mar, sino en tierra firme convertido en un restaurante familiar que funciona de diciembre a abril, coincidiendo con la temporada turística. Allí se sirven pescados y mariscos frescos, obtenidos a pocos metros en el puerto local. “El turista nota la diferencia: no trabajamos con producto que tenga más de tres o cuatro días”, explicó Edgar, quien además de hacer las compras, se pone la remera de mozo, pela papas o levanta mesas cuando hace falta.

La propuesta se convirtió en un atractivo único para locales y visitantes, que incluso llegan desde Las Grutas atraídos por el boca en boca. “Ver la cara de los chicos cuando suben al barco es impagable. Para muchos es la primera vez que pisan uno”, relató Claudia. Con orgullo, la pareja reconoce que lo suyo fue más que un emprendimiento gastronómico: fue un acto de amor y perseverancia. “Si solo hubiésemos querido poner un negocio, alquilábamos un local. Nosotros queríamos ese barco”.


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