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Manuel Muñiz: “Vivimos el cambio estructural más relevante desde la Guerra Fría”

El director internacional de la IE University de Nueva York dijo a Cadena 3 que Estados Unidos y China son los protagonistas de esa tensión. “Estamos en transición a un mundo multipolar”, consideró el exvicecanciller español. 

15/10/2025 | 20:11Redacción Cadena 3

“La polarización política deviene de un contrato social facturado”, afirmó Muñiz.

FOTO: “La polarización política deviene de un contrato social facturado”, afirmó Muñiz.

  1. Audio. Manuel Muñiz: “Vivimos el cambio estructural más relevante desde la Guerra Fría”

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¿Estamos realmente frente a otros tiempos en el mundo o simplemente son cambios de estilo y de formas?

Estoy convencido de que vivimos un cambio importante, profundo y estructural del orden internacional, probablemente el más relevante que hemos experimentado desde el final de la Guerra Fría. La característica central de este cambio es la transición hacia un mundo más fracturado en distintas dimensiones: la económica y comercial (evidenciada en la guerra arancelaria y el debilitamiento de la Organización Mundial de Comercio), la diplomática y política (con esferas de influencia y un uso muy marcado de la fuerza), y la multilateral y de gobernanza (con el cuestionamiento a la utilidad del sistema de Naciones Unidas). Esta fractura está siendo impulsada por dos grandes tendencias estructurales: el cambio en la distribución de poder con nuevos actores internacionales, principalmente China, cuya relación contenciosa con Estados Unidos dificultará la integración y la globalización, y el ascenso del populismo nacional y la polarización política dentro del mundo occidental, que está llevando al poder a fuerzas que revisan esa arquitectura con políticas anticomercio internacional y antimultilateralismo. Es un cambio de sistema y debemos adaptarnos a él tanto en el ámbito diplomático como en el económico.

De todo este cambio de sistema, lo que está más a la vista es la reacción de Estados Unidos frente al liderazgo chino.

Ése es uno de los factores estructurales más relevantes. El proceso de ascenso de China en el orden internacional no tiene muchos precedentes en la historia, debido al desarrollo de sus capacidades económicas y militares en los últimos 20 o 30 años. Esto es altamente problemático para Estados Unidos porque se configura un escenario de competencia muy real en el ámbito tecnológico (inteligencia artificial, ciberseguridad, robótica) y también una competencia económica en escala, una competencia geopolítica en la región y, además, una colisión de modelos políticos. Esta ya se configura como una relación problemática de manera estructural. Yo tiendo a creer que el diagnóstico de una nueva Guerra Fría entre estos dos países es acertado. Esto tendrá un costo muy elevado para ambos y para terceros actores, entre otros Argentina, a la que esta nueva falla del sistema internacional le corta por la mitad, ya que son socios comerciales importantes de China y a la vez aliados diplomáticos, políticos o securitarios de Estados Unidos.

Tras la caída del Muro de Berlín, el mundo fue definido por muchos como unipolar, bajo el liderazgo de Estados Unidos. ¿Debemos olvidar esa idea y enfrentar una etapa distinta, con enfrentamientos también multipolares?

Los especialistas en relaciones internacionales definirían el mundo posterior a la Guerra Fría usando el ejemplo de la unipolaridad, ya que Estados Unidos concentró desde los años 90 una gran cantidad de poder económico, diplomático y militar (la Pax Americana), y además construyó, sostuvo y se dejó someter en gran medida a un sistema de instituciones y reglas internacionales. Hoy, sin embargo, tenemos una transición a un mundo claramente mucho más multipolar, con un eje chino relevante, un eje indio creciente, un eje europeo y un eje norteamericano, sumado a un eje de Sur Global mucho más amplio. Además, vivimos un Estados Unidos que ya no quiere verse sometido por esas reglas y que sistemáticamente las está rompiendo o desmantelando, lo cual es evidente en el ámbito comercial. Esto contribuye a ese escenario de volatilidad y revisión de la arquitectura internacional. Es un momento nuevo y tendremos que entender sus oportunidades y sus riesgos.

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Argentina tiene la expectativa de triplicar su capacidad exportadora en 10 años, especialmente en nuevos rubros como la minería (cobre y litio) y el gas no convencional. ¿Este mundo de conflicto y precios distorsionados por guerras políticas y comerciales puede darle a la Argentina una mayor oportunidad o puede frustrar este objetivo?

Es ambas cosas. Te ofrece la oportunidad de un arbitraje diplomático y económico. Por ejemplo, la reunión del presidente Milei en Washington sería muy difícil de explicar sin el telón de fondo geopolítico de la preocupación norteamericana por la penetración china en las economías latinoamericanas. Por lo tanto, se ofrece la oportunidad de convertirse en un socio importante y fiable en sectores estratégicos necesarios para el desarrollo económico. Pero a la vez es un riesgo a navegar, porque esa apuesta por la globalización y por el crecimiento arrastrado por el comercio internacional se va a ver golpeada por estos temblores y vaivenes en la política arancelaria. Para Argentina es inevitable hacer esa apuesta por la globalización, pero tendrá que hacerla con gran acompasamiento y sincronización con la agenda geopolítica.

Tras el apoyo explícito del expresidente Trump a la campaña electoral de Milei, algo que antes era impensable en política exterior, ¿debemos acostumbrarnos a que políticos globales respalden abiertamente a partidos políticos de otros países?

Espero que no, porque esto introduce un elemento de ruido enorme en la relación bilateral a medio plazo. De hecho, los mercados en Argentina han castigado esta volatilidad de la posición norteamericana. Lo deseable en política exterior es que refleje los intereses del Estado más allá del posicionamiento de un punto u otro del espectro político. Los cambios en las alianzas estratégicas son altamente costosos. Sin embargo, el nivel de polarización política que estamos viviendo en buena parte del mundo está empezando a alcanzar la agenda internacional de los Estados, afectando la agenda exterior. Es probable que lo veamos con mayor frecuencia, aunque creo que no es bueno. La labor de quienes nos dedicamos a la diplomacia debería ser intentar construir políticas exteriores estables y lo más transversales posibles.

Antes de terminar, le pido que nos recomiende un libro que le haya gustado y que le gustaría que lean los oyentes de Cadena 3.

Dada la conversación que hemos tenido sobre el orden internacional, la relación con China y lo importante que esto será para Argentina, recomiendo un libro reciente de un investigador británico llamado Robin Niblet. El título en inglés es "The New Cold War" (La Nueva Guerra Fría), donde él estudia el paralelismo histórico entre la Primera Guerra Fría y lo que designa como la segunda entre China y Estados Unidos, y las implicaciones que esto va a tener. Es una lectura importante para el entorno político y económico de este país para empezar a dibujar los márgenes de maniobra y de actuación.

Siendo usted un hombre dedicado a la educación, ¿debemos reaprender los conceptos políticos con los que nos hemos formado durante tanto tiempo?

Este entorno de polarización política y los movimientos bruscos del péndulo en nuestras políticas nacionales responden a un problema subyacente mayor: la fractura de nuestro contrato social. Estamos viviendo en sociedades donde las clases medias están cada vez más precarizadas, y estamos perdiendo a las clases medias, lo cual tiene consecuencias políticas inmensas. Este es un problema nuevo y antiguo a la vez, ya que en otros períodos históricos la transformación del modelo productivo llevó a procesos similares. Por lo tanto, sí, tenemos que desempolvar parte de nuestros manuales de ciencia política y relaciones internacionales. Tenemos retos mayores de gobernanza, sostenibilidad y de comportamiento de nuestros sistemas políticos.

Entrevista de Sergio Suppo.

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¿Qué cambio se está experimentando en el orden internacional? Se está viviendo un cambio importante y estructural, con una transición hacia un mundo más fracturado en dimensiones económicas, diplomáticas y de gobernanza.

¿Quiénes son los actores principales en este nuevo orden? Los principales actores son China y Estados Unidos, en un contexto de competencia tecnológica y geopolítica.

¿Cuándo se empezó a notar este cambio? Este cambio se ha ido acentuando desde el final de la Guerra Fría y se ha manifestado más claramente en los últimos años.

¿Dónde se observan las oportunidades para Argentina? Argentina tiene oportunidades en el arbitraje diplomático y económico, especialmente en sectores estratégicos como la minería y el gas no convencional.

¿Por qué es importante este análisis para el futuro de Argentina? Es crucial para entender cómo navegar los riesgos y oportunidades en un mundo multipolar y en constante cambio.

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