Los tentáculos invisibles de "los pirañas en moto"
Una investigación a raíz de una seguidilla de asaltos contra motociclistas en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba descubrió cómo operaba una aceitada banda de jóvenes.
22/07/2025 | 11:47Redacción Cadena 3
Los vecinos de barrio Autódromo, en las profundidades del noroeste de la ciudad de Córdoba, hablan entre dientes. Bajo, apurados, mirando siempre para otro lado. Saben que allí contar más de la cuenta tiene un costo. Pero no dudan. En la esquina de Tomás Roata y Pedro Vittori, donde las bifurcaciones de tierra se ensombrecen por las zapatillas colgando de los cables, señal de otros negocios ilícitos, ellos siempre se juntaban. Llegaban en sus motos, haciendo sonar los caños de escape, bebían algo y, sobre todo, se drogaban allí, y luego salían de cacería.
Los barrios, cuando hablan, suelen conocer demasiado bien los laberintos del delito en Córdoba. Mucho antes de que llegue cualquier diagnóstico policial o político. En el denso y caliente conglomerado conformado por los barrios Autódromo, El Cerrito, IPV Argüello, villa Hermana Sierra y Sol Naciente –hace una semana, allí asesinaron a una joven en una pelea entre dos grupos- hace décadas que conviven, por la fuerza, trabajadores, estudiantes, changarines, narcos y delincuentes de todo tipo.
“Creer que ahora roban por la situación social, es no tener idea de cómo se vive acá. Esta es la tercera o cuarta generación que se droga y roba. Lo hacen porque viven en una cultura del delito, no porque son pobres”, resume una mujer que lleva años trabajando en el sector.
La nueva disposición territorial dispuesta por el fiscal General Juan Manuel Delgado, quien tomó una antigua idea de unos de sus adjuntos, José Gómez Demmel, apunta a desnudar estos contextos. Que cada fiscal se apropie de una zona determinada de la ciudad a tiempo completo, sin turnos rotativos, para que la lectura de cada caso no quede reducida a una anécdota del momento, sino que se intenten establecer los hilos invisibles del delito.
El fiscal Juan Pablo Klinger hoy es un referente dentro de los Tribunales de Córdoba en torno a esta política. Le tocó un sector difícil del noroeste capitalino. Junto a las unidades judiciales y las Brigadas Civiles, además de sus propios investigadores, se propuso interpelar a la cadena completa detrás de los robos que más sacuden a los cordobeses.
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Fue dentro de esta dinámica investigativa que en las últimas horas resolvió la prisión preventiva contra ocho acusados de haber conformado una asociación ilícita para asaltar a motociclistas en un radio demarcado de la ciudad. Una banda de “pirañas” motorizados que, en patota, encerraba a sus víctimas y las despojaban de los rodados y de todo lo de valor que llevaran encima. Un método tan brutal como aceitado.
El más grande de la banda, se sostiene en la investigación, tiene 24 años. La mayoría, entre 18 y 20 años. Además de los ocho mayores acusados, hay dos adolescentes de 15 y 16 años. Uno de estos últimos, cuando fue detenido mientras intentaba escapar en una moto recién robada, hacía sólo tres días que había salido de Complejo Esperanza, el presunto centro de “resocialización” para los jóvenes de entre 16 y 18 años en conflicto con la ley penal.
El más grande, de 24, es Ignacio Guevara González, uno de los hijos de Sergio Alberto "el Chancho" Guevara, un hombre que supo tener un imperio territorial en barrio Autódromo y que hoy cumple una condena de 16 años de prisión por el brutal homicidio contra el examante de su pareja. Por aquel mismo caso, otro hijo de Guevara, Emiliano Alberto Guevara González, recibió 15 años de cárcel.
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Lautaro Matías Rojas, Juan Axel Franchesco Piazza, Axel Roger Presidente, Leandro Damián Corzo, Brandon Tristán Giruni Sosa, Edgar Leonardo Ludueña, Kevin Michael Yair Heredia, M.D.O. (menor imputable -entre 16 y 18 años-) y A.M.M. (menor imputable), son los otros acusados.
Todos habitan la misma zona. Ninguno terminó el colegio. Al menos tres de ellos, ya fueron judicializados por otros robos. Incluso, dos estaban bajo "programas tutelares". Otros tres, asumieron ser consumidores habituales de drogas (uno no recordaba a qué lugar había ido a hacer rehabilitación). Y sólo uno dijo tener un trabajo estable.
En la investigación abundan datos para el asombro. Sólo entre el 30 de enero de este año y el pasado 13 de marzo, la banda habría robado al menos ocho motos. En una ocasión, sorprendieron a dos jóvenes ingresando en una casa y a ambos les sustrajeron los rodados. El 23 de febrero, asaltaron a dos víctimas con una diferencia de sólo ocho minutos. Cebados.
Para la fiscalía fue clave reunir todos los sumarios acumulados en sólo semanas que alertaban sobre una similar modalidad de robo de motos en un radio determinado de la ciudad. Un patrón en común.
En uno de los últimos casos, un joven había sido perseguido por una patrulla y detenido en una moto recién sustraída a punta de pistola, en el anillo externo de la Circunvalación, a la altura de Ampliación Poeta Lugones. Días después, otro sospechoso fue capturado en barrio Autódromo, cuando en un control se detectó que manejaba otra moto con pedido de secuestro a la que le habían adulterado la patente.
Encontrar los nexos invisibles en estos casos terminó por ser fundamental. Víctimas, vecinos, cámaras, celulares y redes sociales formaron parte de un combo investigativo que permitió ir conectando los casos con los mismos delincuentes.
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En pocas semanas concretaron varios ataques en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba. Uno de los 10 acusados, había vuelto a robar sólo dos días después de ser condenado por otro robo.
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Fue a partir de esto que los sabuesos terminaron por convencerse que no sólo había un patrón en común, sino que los hechos no eran casuales ni aislados, sino que respondían a la planificación de una banda con epicentro en barrio Autódromo.
Entre otros puntos, se destacó:
-Todos los asaltos fueron cometidos de noche, entre las 22.45 y la 1.
-En términos generales, la banda se movía en un radio de poco más de 3,5 kilómetros a la redonda, siempre en la zona norte. Esto les permitía regresar pronto a la zona de Autódromo, en menos de 10 minutos en moto, con el botín recién sustraído.
-En todos los casos, actuaban banda, sobre seguro. Grupos de seis o cuatro motos, de entre cuatro y seis delincuentes, casi siempre armados, que rodeaban a las víctimas en lugares solitarios.
Para concretar los asaltos, se dividían en roles: en duplas, y en diferentes motos, rodeaban desde atrás y por los costados a sus víctimas, obligando a que frenaran; en ese momento, a punta de pistola y con golpes de puño, las despojaban del rodado y de otras pertenencias de valor; luego, una parte de la banda se encargaba de vender lo robado a través de las plataformas de las redes sociales.
Fue tal la proliferación de estos casos, que incluso un grupo de deliveries ya había comenzado a advertir que la ruta de las motos robadas llevaba hacia Autódromo y Sol Naciente. Este dato produjo que algunas de las víctimas intentaran pagar “rescates” para recuperar los rodados que les acababan de robar. Pero, dentro de los laberintos de esos barrios, Guevara ostentaba tener un “ejército de vendedores” de objetos robados. Motos sustraídas durante una noche ya eran comercializabas antes del mediodía siguiente. Incluso, hubo ocasiones en la que los delincuentes salieron a buscar modelos especialmente encargados por los futuros compradores.
De acuerdo a la investigación, tras los robos, los jóvenes se ufanaban en redes sociales. Publicaban fotos en Instagram, además de enviárselas en chats de whatsapp, alardeando de las motos que acaban de sustraer. Al mismo tiempo, publicaban imágenes de armas y de fajos de billetes. Y hasta de un chaleco antibalas de la Policía. El nivel del armamento que manejaban, da la pauta de que no era una banda de improvisados.
En una sola noche, uno de los acusados le comentó a otro que se habían “traído” tres motos tras un raid de sólo minutos.
Ante todas las pruebas reunidas, el fiscal Klinger decidió exprimir el Código Penal. Además de las figuras de robo calificado en poblado y en banda y robo calificado por el uso de arma, les endilgó haber conformado una asociación ilícita.




