Cómo vive una monja de clausura el confinamiento voluntario
La hermana Mirtha, de las Carmelitas descalzas de Alta Gracia, compartió en Cadena 3 su experiencia sobre el encierro y aislamiento al que se comprometió hace 30 años.
22/04/2020 | 16:58Redacción Cadena 3
A más de un mes de decretarse la cuarentena obligatoria en Argentina, el comentario generalizado da cuenta del hastío que generan el aislamiento, el encierro y, en ocasiones, la soledad. No obstante, hay personas que, por propia voluntad, buscan y optan por ese confinamiento.
Es el caso de la hermana Mirtha, una monja de clausura de las Carmelitas descalzas de Alta Gracia que hace 30 años sintió el llamado a vivir para Dios.
“En realidad, para nosotros no es un confinamiento, no lo vivimos ni lo sentimos de esa manera. Para nosotros es un llamado para vivir un encuentro más profundo con Dios”, dijo en diálogo con Cadena 3.
Según la religiosa, hay una "gracia" para eso. "La llamada es esa gracia y por eso lo hacemos en libertad. Para nosotros lo normal es estar adentro, lo extraordinario es salir”, aseguró.
Para nosotros lo normal es estar adentro, lo extraordinario es salir
Un estilo de vida
Mirtha comenzó su vida religiosa hace más de tres décadas, cuando tenía 26 años. “Cuando uno ingresa asume de a poco este estilo de vida. Es un proceso que implica un cambio muy grande, pero hay una meta, un objetivo y eso es lo que nos motiva”, afirmó.
Reconoció que hay momentos que se tornan complicados. “Hay momentos difíciles y pruebas, pero es Dios el que nos sostiene”, contó.
Mirtha recordó que la decisión también fue difícil para los suyos. “A la familia siempre le cuesta, especialmente a los padres. Mi padre ya había fallecido, pero a mi mamá le costó bastante”, contó.
Con una inocente risa, Mirtha recordó que, incluso, tenía algunos pretendientes antes de entregarse a la vida religiosa. “Fue más fuerte el llamado de Dios. El deseo es que ésto sea para toda la vida, dedicarnos a vivir para Dios y para lo suyo”, aseguró.
Hay momentos difíciles y pruebas, pero es Dios el que nos sostiene
Un día de vida en la clausura
Mirtha y las 9 monjas que actualmente hacen parte de la clausura de las Carmelitas descalzas inician su día a las 6,30 de la mañana. “Comenzamos con nuestro aseo personal, luego viene el tiempo de la oración litúrgica y personal”, narró.
“Después viene el desayuno y el resto de la mañana es tiempo de trabajos y oficios propios de toda casa”, comparó.
Disciplina, orden y rutina son los ejes que rigen la vida de esta religiosa que invita a la comunidad a vivir este tiempo como una oportunidad para la reflexión y el autodescubrimiento.
“Deseamos que lo valoren y lo tomen como tiempo de redescubrir valores y reencontrarse con uno mismo. Son esas cosas las que construyen a la persona y la hacen crecer. Nosotros, desde acá, estamos vibrando y acompañándolos con nuestra oración”, finalizó.
Entrevista de Rony Vargas.




