"Me vigilaban las 24 horas": habló la argentina que se perdió en Cancún

Siete meses después de haber sido hallada sana y salva tras permanecer diez días desaparecida en la selva de Cancún, María Belén Zerda, una argentina de 39 años, decidió hablar por primera vez. En diálogo con Infobae, la mujer reconstruyó en detalle el calvario que vivió, marcado —según su relato— por un hackeo a su celular, amenazas, persecuciones y un miedo que la llevó a refugiarse en una zona selvática para salvar su vida. Hasta ahora, ninguna de esas versiones había salido de su propia voz.

“Me vigilaban las 24 horas”: así comenzó el terror

Belén vivía en México desde 2018 y, como tantas veces, decidió cambiar su celular con un técnico recomendado. Ese fue, asegura, el comienzo de todo: el antiguo aparato quedó en manos de desconocidos que luego habrían pedido un duplicado del chip y accedido por completo a su vida digital.

“Veía capturas de pantalla que se hacían solas, aplicaciones que se abrían, movimientos raros. Yo no necesitaba SIM porque tenía e-SIM, y ahí me di cuenta de que tenían todo: ubicación, llamadas, cámara”, relató.

A los pocos días, comenzó a sentir que la seguían. Primero dudó de sí misma; luego lo confirmó cuando recibió un llamado con un mensaje aterrador: “Te estamos vigilando”, le dijo un hombre con acento colombiano.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Una persecución y una decisión extrema

Belén contó que intentó pedir ayuda a amigos y familiares, pero no siempre le creyeron. También aseguró que un grupo de desconocidos vigiló su departamento a través de la cerradura.

Una noche, buscando resguardo, se refugió en la casa de una amiga. Allí apagó el teléfono, pero —según cree— los datos de su amiga también estaban comprometidos.

“Ella salió y yo entré a la selva. A los cinco minutos llegaron camionetas a su casa. Cuando volvió con la Policía, escuché que me llamaban, pero no confiaba en nadie”, relató. Era el 8 de abril, día en que comenzó su odisea.

Supervivencia en la selva de Cancún

Con apenas un short, un top y unas crocs prestadas, Belén pasó diez días caminando entre vegetación densa, sin agua potable ni comida regular.

“De día hacía mucho calor, así que dormía bajo árboles. De noche caminaba”, explicó. Para hidratarse, buscaba botellas tiradas en la avenida y bebía lo que podía.

Su alimentación se limitó a pequeñas frutas silvestres llamadas Syzygium. También improvisó un abrigo con una bolsa gruesa para las noches frías.

Cuando tenía oportunidad, se mojaba bajo las mangueras de los aires acondicionados de los locales cercanos.

El rescate

Finalmente, debilitada y al borde del colapso, decidió acercarse a una zona comercial. Primero intentó pedir ayuda a un camión de caudales, pero no la escucharon. Luego ingresó a un local con cámaras y pidió que llamaran a la Policía, aunque pidió específicamente que no fueran agentes locales.

Las autoridades tardaron más de una hora y media en llegar. Cuando lo hicieron, fue trasladada a la Fiscalía. Los médicos constataron deshidratación, falta de nutrientes y lastimaduras menores. Tras el alta, regresó a Buenos Aires.

La secuela digital que continúa

A casi ocho meses del episodio, Belén afirma que aún no logró recuperar el control total de sus datos digitales: sus redes, correos y accesos seguirían duplicados. Denunció el caso en la Comisaría 1F de la Policía de la Ciudad. El fiscal Carlos Alberto Vasser interviene, aunque —según dijo— todavía no recibió respuestas concretas.

Con su testimonio, Belén busca por primera vez contar su versión tras meses de teorías, rumores y explicaciones oficiales incompletas. La mujer asegura que actuó movida por el miedo y la desconfianza absoluta y que su supervivencia en la selva fue la única alternativa que vio para mantenerse con vida.

Temas