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Lampedusa, un grito contra la indiferencia en su primer viaje apostólico

Allí Francisco para solidarizarse con los migrantes y denunciar la "globalización de la indiferencia". Su gesto marcó el inicio de un pontificado centrado en las periferias. Cadena 3 visitó la isla.

21/04/2025 | 13:20Redacción Cadena 3

FOTO: El Papa en su primer viaje, en la isla de Lampedusa,


El 8 de julio de 2013, el papa Francisco realizó su primer viaje apostólico fuera del Vaticano, eligiendo la isla siciliana de Lampedusa como destino. 

Esta visita, anunciada apenas una semana antes, el 1 de julio, por el entonces director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, fue un gesto cargado de simbolismo que marcó el tono de su pontificado. 

Con un enfoque sobrio y centrado en los más vulnerables, Francisco viajó a Lampedusa para expresar su solidaridad con los migrantes y refugiados que arriesgan sus vidas cruzando el Mediterráneo, así como con los habitantes de la isla que los acogen en medio de una crisis humanitaria.

La decisión de visitar Lampedusa, un pequeño territorio de 20 kilómetros cuadrados en el corazón del Mediterráneo, se inspiró en un naufragio reciente ocurrido en el canal de Sicilia, donde una embarcación con migrantes africanos se hundió, sumándose a las miles de tragedias que han convertido esta región en un símbolo del drama migratorio.

Francisco, quien había asumido el papado el 13 de marzo de 2013, quiso que su primer viaje internacional fuera un mensaje claro contra lo que denominó la "globalización de la indiferencia", una expresión que resonó globalmente y definió su compromiso con los marginados.

Gestos conmovedores

El viaje comenzó en la mañana del 8 de julio, cuando Francisco llegó al aeropuerto de Lampedusa tras un breve vuelo desde Roma. 

En el puerto de la isla, fue recibido por el arzobispo de Agrigento, Francesco Montenegro, la alcaldesa Giusi Nicolini y una multitud de residentes. 

A bordo de una lancha patrullera de la Guardia Costera, escoltado por decenas de embarcaciones de pescadores locales, el Papa navegó frente a la "Puerta de Europa", un monumento erigido en memoria de los migrantes fallecidos en el mar. En un momento de profundo simbolismo, lanzó al agua una corona de flores blancas y amarillas, rindiendo homenaje a las víctimas de las peligrosas travesías migratorias.

En el muelle de Punta Favarolo, el Papa se reunió con un grupo de aproximadamente 50 migrantes, muchos de ellos musulmanes, que estaban alojados en el centro de acogida de la isla. 

Acompañado por cánticos africanos, Francisco saludó a cada uno personalmente, escuchó sus historias de sufrimiento y les ofreció palabras de consuelo. En un gesto de apertura interreligiosa, dedicó un saludo especial a la comunidad musulmana, que ese mismo día iniciaba el Ramadán, destacando la importancia del respeto mutuo entre credos.

El punto culminante de la visita fue la misa celebrada a las 11:00 horas en el campo deportivo Arena de Lampedusa, ante unas 10,000 personas, incluyendo migrantes, residentes, voluntarios y autoridades. 

El altar, construido con los restos de una patera naufragada, y el cáliz y el báculo, tallados con madera de embarcaciones de la trágica primavera de 2011, sirvieron como un recordatorio tangible de las vidas perdidas en el mar. La liturgia, de carácter penitencial, incluyó lecturas como el relato de Caín y Abel, que Francisco utilizó para lanzar una pregunta inquietante: "¿Dónde está tu hermano? La voz de su sangre clama hasta mí", citando el Génesis.

Un llamado a la humanidad

En su homilía, pronunciada con un tono sereno pero firme, Francisco describió el sufrimiento de los migrantes como "una espina en el corazón" y condenó la "cultura del bienestar" que, según él, insensibiliza a las sociedades modernas.

"La globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar", afirmó, pidiendo perdón tanto por la indiferencia colectiva hacia los migrantes como por las estructuras globales que perpetúan estas tragedias. Su mensaje no solo interpeló a los presentes, sino que resonó en los medios internacionales, que destacaron la valentía del Papa al abordar un tema tan urgente desde un lugar tan significativo.

Francisco también dedicó palabras de gratitud a los habitantes de Lampedusa, una comunidad de poco más de 6,000 personas que, a pesar de sus limitados recursos, ha acogido a miles de migrantes durante décadas. 

"Ustedes son una pequeña realidad, pero dan un ejemplo de solidaridad", dijo, agradeciendo a las asociaciones, voluntarios y fuerzas de seguridad por su labor humanitaria.

Un mensaje que trasciende el tiempo

La visita de Francisco a Lampedusa, realizada el 8 de julio de 2013, no fue solo un acto de cercanía, sino una llamada profética a la acción. 

En palabras del Papa, el viaje buscaba "despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita". Sin embargo, como él mismo reconocería en años posteriores, las tragedias en el Mediterráneo han continuado, con más de 26,000 muertes registradas en la última década, según la Organización Internacional para las Migraciones.

El impacto de esta visita se sintió más allá de Lampedusa. Francisco marcó un precedente para su pontificado, centrado en las periferias, los pobres y los descartados. Su denuncia de la "globalización de la indiferencia" inspiró iniciativas como los corredores humanitarios en Italia y la apertura de parroquias para acoger migrantes. Sin embargo, como señaló Paolo Beccegato de Cáritas Italiana, las respuestas políticas, especialmente en Europa, no siempre han estado a la altura del llamado del Papa.

Reacciones y legado

La comunidad de Lampedusa recibió al Papa con emoción y gratitud. "Su presencia nos dio fuerza para seguir ayudando", comentó un pescador local que participó en la escolta marítima. Sobrevivientes de naufragios, como aquellos que compartieron sus historias con Francisco, expresaron alivio y esperanza por su empatía. "Nos vio como personas, no como números", dijo un joven eritreo alojado en el centro de acogida.

En las redes sociales y los medios globales, el viaje generó un amplio eco. La imagen de Francisco arrojando la corona de flores al mar y su homilía en el campo deportivo se convirtieron en emblemas de un pontificado que priorizó la justicia social y la dignidad humana.

La visita, realizada apenas cuatro meses después de su elección, consolidó la imagen de Francisco como un Papa cercano, valiente y comprometido con los más vulnerables.

Visita de Cadena 3

Tiempo después, el director periodístico de Cadena 3, Sergio Suppo, visitó Lampedusa para conocer de primera mano el drama de los inmigrantes, lo que quedó plasmado en un audiovisual.

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