Donan propiedad en Güemes para la obra del padre Oberlin
Una familia de metalúrgicos de barrio San Vicente cedió al sacerdote un galpón en esa cotizada zona de la ciudad, donde antes tenían un taller. Es para que el religioso realice sus actividades con jóvenes con adicciones.
27/07/2021 | 23:00Redacción Cadena 3
Una familia de metalúrgicos cordobeses donó una propiedad en barrio Güemes al padre Mariano Oberlin, quien preside la parroquia Crucifixión de Jesús en la zona de Müller, en el sudeste central de la capital provincial, a fin de que pueda desarrollar allí los talleres de oficios que promueve para ayudar a jóvenes que tienen problemas de adicción a las drogas.
Se trata de los hermanos Sirley, Marlene y Cristian Welter, hijos de Federico Welter y Ana Cavaglia, quienes decidieron ceder al sacerdote un espacioso galpón, de casi 200 metros cuadrados, donde su padre había fundado su lugar de trabajo (actualmente, la fábrica está ubicada cerca de barrio San Vicente).
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En diálogo con Cadena 3, el padre Oberlin confesó este martes que se siente conmovido y sorprendido por ese gesto solidario. “Lo podrían haber vendido tranquilamente, pero querían cumplir el sueño de su papá, que era brindar talleres de oficios y hacer algo por el barrio. Güemes tiene una parte muy linda y otra se está poniendo más complicada por temas económicos”, dijo el sacerdote.
“Estamos felices y pensando en cómo empezar a trabajar con los talleres. No es tan sencillo ahora por la pandemia, peor la semana que viene ya empezaremos a transportar algunas máquinas de carpintería y herrería”, contó.
Sobre las características de la propiedad, que está ubicada en la calle Pardo de Figueroa al 662, entre Arturo M. Bas y Corro, el religioso describió que se trata de “poco menos de 200 metros cuadrados” y que comentó que el galpón tiene un entrepiso y una terraza que “se ve muy bonita”.
“Su papá la había construido con la intención de seguir edificando para arriba. Es un espacio precioso para trabajar con los chicos con un montón de potencialidades a futuro. Podría haber sido un negocio para ellos, pero quisieron tener este gesto con nosotros y cumplir el sueño de su papá”, agregó.
Con profundo sentido evangélico, Oberlin vinculó esta donación con la que una vez les hizo una humilde anciana, quien les acercó dos espátulas y tres lijas.
“Es un gesto de confianza hacia nosotros, que nos dice que sigamos adelante. Es mucho más que lo material, que es inmenso. Una vez, una viejita nos donó dos espátulas y tres lijas, porque escuchó en la misa que pedíamos herramientas para ayudar a los chicos a salir adelante”, relató.
“Era recontra humilde y capaz que dejó de comer un día. Pero vino y nos trajo eso, porque cree en los chicos. Esos gestos son para nosotros muy fuertes. Tenemos que seguir adelante y respetar tanto la fe de esta señora, como a de esta familia Welter”, concluyó.
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Informe de Eugenia Pasquali.