La utopía de lo posible
17/08/2021 | 14:10Redacción Cadena 3
José Luis Espert es candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Es un economista muy mediático y no hace falta presentarlo. Se ha caracterizado siempre por la ortodoxia de sus ideas. Siempre ha reclamado un Estado mínimo y que no gaste de más y que cobre pocos impuestos para no matar al sector privado. En 2019 decía que al gasto público había que bajarlo a la mitad.
Y ayer sorprendió. Sorprendió porque Espert dijo que, si es elegido, no impulsaría una eliminación de los planes sociales, algo que mucha gente que lo ha escuchado en los últimos años podría suponer que alguien como Espert podría llegar a impulsar.
Lo cierto es que no. Tal vez, como todos los políticos, al fin y al cabo, a la hora de conseguir votos en lugares como el conurbano bonaerense, por ejemplo, tiene que prometer que no les quitará planes sociales a quienes reciben esa asistencia.
Mientras Espert hacía estas declaraciones, en Neuquén militantes de las organizaciones piqueteras comenzaron una nueva tanda de cortes de rutas y puentes. No se andan con chiquitas. Avisaron que van a cortar por 3 días. Los cortes amenazan a la industria petrolera. Ese sector tuvo cierres por la cuarentena el año pasado, después experimentó el derrumbe del precio del petróleo, en abril estuvieron más de un mes parados por piquetes de empleados públicos que llegaron a cortar el tránsito a Chile. Ahora le tocará esto.
La verdad, los políticos argentinos, no sólo Espert, sino todos, deberían ponerse en serio a definir una política social de fondo, de verdad, seria, viable, de largo plazo.
En lugar de andar amenazando con cortar los planes sociales de un día para el otro -cosa que tal vez ningún gobierno por sí solo podría hacer, porque ninguno tendría poder suficiente y porque además muchísimas personas no tendrían cómo sobrevivir sin eso- deberían diseñar una solución en serio.
Podrían empezar, por ejemplo, estableciendo una condición: que quienes impidan trabajar a los demás, corten rutas nacionales o corten calles en horario de trabajo, pierdan sus planes sociales.
Eso solo ya ayudaría mucho a racionalizar un sistema de asistencia que parasita a la sociedad. Y que se ha vuelto en contra de quienes trabajan, producen, ahorran, invierten y, el colmo de la paradoja, pagan los impuestos con los que se financian los piquetes que les impiden circular.
No pidamos imposibles que nadie podrá cumplir, como liquidar todos los planes sociales de un día para el otro. En cambio, exijamos cosas viables. En la Argentina, reclamar lo posible es la verdadera utopía.




