El Mundial que siempre ganamos: la quema de agrodólares
02/12/2022 | 14:44Redacción Cadena 3
Al agro argentino no hay con qué darle. Pese a todo, en lo que va del año gracias a las exportaciones del agro entraron al país casi 37 mil millones de dólares. Un récord absoluto. Jamás llegó a tanto.
Es gracias a esos dólares que todos los argentinos pueden importar las cosas básicas para la salud o para la producción en otros sectores.
Y también es gracias a eso que el Gobierno puede gastar y dilapidar dinero. Porque el 12% de todo lo que recauda la Afip en un año viene de las retenciones a esas exportaciones del agro. El agro aporta impuestos, sólo por retenciones, que equivalen a casi la mitad de todo lo que aportan los empleados y empleadores de todo el país a la Anses.
Vivimos todos del agro. Sin exageraciones.
Y eso pese al rosario de calamidades que este país le tira a los productores. Por empezar, porque el Banco Central se queda con todos los dólares y les da pesos. Pero no les da 315 pesos por dólar, sino 165. Y en el caso de la soja a eso se le aplica la retención del 33%. Al productor le quedan sólo 109 pesos. Sin dólar soja, un sojero brasileño, uruguayo o paraguayo puede comprar una vez y media más dólares que el argentino vendiendo la misma cantidad de soja.
A eso agregale cuestiones de la naturaleza como las sequías de los últimos años y la grave falta de agua actual, más las palizas de la política: la absoluta falta de certidumbre impositiva y cambiaria, las políticas improvisadas, los altos costos logísticos, los demás impuestos que le clavan a la actividad Nación, provincias y municipios, las dificultades para importar insumos cotizados al dólar blue y la absoluta falta de inversión de la Nación en caminos, transportes, desagües o acueductos.
Porque esa es la otra pregunta que hay que responder: ¿Qué ha hecho el gobierno con los 37 mil millones de dólares que sólo este año le dejó el agro al Banco Central? Es una suma comparable al préstamo del FMI a Macri, a un tercio de todo el presupuesto anual del Estado. Nunca el campo aportó tanto en la historia. Pero en las arcas del central no queda nada. Otra vez. Ni una sola moneda.




