Semana de mayo: ¿Dónde estás patria?
19/05/2025 | 09:32Redacción Cadena 3 Rosario

Arrancamos una semana de mayo distinta. El nuevo aniversario de la revolución nos encuentra en medio de una campaña electoral que no da respiro. Fueron las elecciones de legisladores porteños que, sin embargo, tuvieron una dimensión nacional casi desmedida.
A ver, tratemos de recordar que solamente se trata de legisladores de ese distrito. Si usted habla con políticos avezados de Buenos Aires, lo que pasó fue elección de concejales en Buenos Aires, que tienen otro nombre, se les dice diputados, a partir de la reforma a la ciudad autónoma, que encara la realidad como si fuera una provincia, la más rica de toda la Argentina.
Pero simplemente legisladores. Nacionalización de esa campaña que tuvo empeñado al gobierno nacional desde ya, y al propio presidente en primerísima persona. Semana de mayo, semana de la revolución. Y a través de los años nos acostumbramos a mencionar revolución de mayo, casi sin detenernos en lo profundo de ese concepto.
Uno de los dramas hoy en día es que los pibes no saben diferenciar ni lo que pasó en la semana de mayo, ni qué pasó el 9 de julio, ni qué pasó en febrero, ni qué pasó en el año 13. Ayer fue un día de veda. Una veda que no fue respetada. Una veda política que no fue respetada.
Algunos dicen que la veda debe terminar de una vez, que fantoche. El objetivo de la veda fue traer un poco de sosiego y de paz después de una campaña electoral que por lo general en la Argentina suele ser intensa. Nos llama la reflexión a una suerte de tranquilidad para que durante lo que termina de la jornada del viernes y el sábado pensemos, si no estamos decididos, a quién vamos a votar o a quién no vamos a votar.
Pero como todo en la Argentina, las leyes sobran y no se cumplen. La veda supuestamente también debió servir para pensar un poco en esta semana que estamos atravesando, lo que pasó hace más de dos siglos y su impacto en el presente.
Para la Real Academia Española, la revolución significa cambio violento en las instituciones políticas. Y este cambio violento, revolución, sin duda afectaba intereses que no dudarían en ningún momento en enfrentarse a los revolucionarios.
Por tal motivo, la primera junta, viene bien recordar estos nombres y no mezclar. El que no estudió no lo va a aprender. El que lo escucha por primera vez, ya mira, estaba en la primera junta. Sí, estamos hablando de la semana de mayo, hace más de doscientos años.
Esa primera junta, lo que es el primer gobierno patrio, estaba integrado por Cornelio Saavedra, su presidente, Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti, Miguel de Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo Matheu. Todos, comprendieron que la jugada era todo o nada en un principio.
Y eran momentos de verdadera tensión. Porque si los revolucionarios perdían el control, en esa época sabían que sus únicos caminos eran el exilio o la muerte. Y pese a todo, la junta no perdió ni un minuto.
En poco más de seis meses, invitó a las provincias a enviar diputados para que participaran de un congreso. Hay que decir que el interior sospechaba y ya miraba el intento de hegemonía de Buenos Aires, que se erigía en una suerte de hermanita mayor frente a las provincias o los pueblos del interior, que eran considerados menores. Esto subsiste hasta hoy en día.
Se creó la Gaceta de Buenos Aires, se fundó la biblioteca pública, se fomentó la educación primaria, se creó la primera escuadrilla naval y el ejército argentino, se habilitaron nuevos puertos, se promovió la venta de tierras en zonas fronterizas para incentivar la población de todo el territorio y desalentar la llegada de posibles invasores.
Y como en cualquier tipo de gobierno había internas, había divergencias. Hubo dos, una radical, no me refiero al Partido Centenario, conducida por Mariano Moreno, y otra más conservadora, encabezada por Cornelio Saavedra, que derivaron en lo que se conoce la primera crisis de gobierno.
Primer gobierno patrio con una primera crisis. Pero siguieron adelante. Decía Moreno, en el diario que fundó la Gaceta de Buenos Aires, el pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Buena reflexión.
Y en momentos de esas obras es bueno recordar las ideas de los hombres y mujeres que soñaron un país cuando había poco y nada. Imagínense ahora, criticamos lo que es la conformación del país de alguna manera, con sus caminos hechos pelotas, con las calles llenas de baches, con falta de obras fluviales, viales, con tanta falencia, con tanta pobreza, con tanta marginalidad.
Imagínense ustedes lo que era ese momento donde la distancia de Buenos Aires a Córdoba en carreta para recorrerla era seis meses. Todo eso que acabo de mencionar fueron los primeros 180 días. Había decisión política, había mucha nobleza, había aspiración de convertirse en una nación y en un país.
Siempre camuflado, porque la revolución de mayo para algunos fue una mascarada de leal protección a los derechos soberanos de Fernando VII, que estaba cautivo de Napoleón Bonaparte. ¿Quién lo había metido en cana? A Fernando VII, que dicen que no era muy lúcido.
Tal vez por eso, volviendo al tema de definiciones, hay una que no nos vamos a cansar de repetir y la vamos a decir todos los años, y es de Belgrano. Es de Manuel Belgrano. Forjó una frase que la hace única. El creador de la bandera.
Vamos a dejar atrás la idea que sus restos, quizás cenizas, reposen en lo que se conoce como el monumento más grande del mundo dedicado a una enseña nacional, como es nuestro monumento a la bandera. Porque Belgrano nunca imaginó y soñó que algo así se podía llegar a realizar y que todo iba a ser en su honor.
Recuerdo peleas con los descendientes de Belgrano. Es decisión testamentaria que descanse su corazón en el Templo de los Dominicos. Ni siquiera dentro del templo. Está fuera, en el atrio. Allí era intemperie y nadie sabe que allí están los restos de Belgrano.
Al general le hicieron perder la posibilidad que miles, cientos de miles de argentinos, cuando se sorprenden observando semejante obra dedicada a lo que él creó, el celeste y blanco, le presenten respeto. Se lo perdió.