Cuantificando el robo del siglo

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   Editorial de Alberto Lotuf

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Por Alberto Lotuf

Los economistas del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), Ariel Korenberg y Martín Grandes, se abocan a estimar el monto de la corrupción administrativa solo durante el kirchnerismo. Y llegan a un número que asombra. Hablamos de 36.000 millones de dólares, pero a valores del año 2018. Si la inflación mundial está estimada entre un 3 y un 4 por ciento anual, y esto hace 7 años, 7 por 4, 28 con el residual, estamos hablando de un 30 por ciento más como mínimo. Esto es, de 36.000 millones, unos 9.000 millones más aproximadamente. Entonces, casi 50.000 millones de dólares de hoy en día.

Ahora, en pleno juicio por la causa Cuadernos, Ernesto Clarens, el financista de los Kirchner, revela que junta 300.000 dólares por semana para el matrimonio Kirchner. Y escuchando esa cifra no sorprende el patrimonio de 70 millones de dólares que tiene Daniel Muñoz, el fallecido ex secretario de Cristina y de Néstor. El escándalo de José Francisco López, Lopecito, el ex secretario de Obras Públicas de la Nación, que fue hallado infraganti tratando de esconder 9 millones de dólares más 150.000 euros en junio de 2016, fue un punto de inflexión en la política actual.

A la distancia, la definición entonces de "década ganada" que promocionaba la antigua conducción de la Casa Rosada, parece describir más que nada la realidad de algunos funcionarios que llegaron pobres al poder y terminaron tratando de esconder los millones obtenidos sin ninguna explicación. Y está claro que los millones de Lopecito y los dineros de Ricardo Jaime son un pequeño vuelto de un mecanismo aceitado de saqueo armado desde las más altas esferas.

Nuestro compañero Sergio Berensztein define con una palabra sencilla y contundente a esos gobiernos: cleptocracia, un gobierno de ladrones. En la década ganada, las causas por enriquecimiento ilícito, por ejemplo, del ex matrimonio presidencial y de corrupción, como los casos de Jaime, De Vido y Boudou, no prosperan y duermen el sueño de los justos. Solo tras 2015 se ponen más activos los tribunales de Comodoro Py. El único caso que tuvo condena fue Felisa Miceli, la ex ministra de Economía, por la causa de la bolsa con dólares, hallada también por azar en el baño de su oficina.

Entonces, no es solamente el Poder Ejecutivo, es el Poder Judicial Federal, el de Comodoro Pi, el que dicen que huele los tiempos políticos y que falla cuando le conviene, que hizo la plancha durante mucho, mucho tiempo. Poder Ejecutivo y Poder Judicial. La justicia tardía no es justicia. En la justicia tardía se mueren los responsables. Pasa el tiempo, como Menem, y no es justicia.

Aún falta conocer qué pasó con los millones de sueños compartidos, el proyecto de Sergio Schoklender y Eva de Bonafini. Resta saber qué ocurrió con los negocios con Venezuela y la llamada embajada paralela de Claudio Uberti, que antes de ser todopoderoso, este señor colocaba cerámicos en baños y en cocinas. ¿Y cuál era realmente el vínculo entre Amado Boudou y la ex Ciccone Calcográfica? La corrupción parece estar desde siempre, pero lo que más preocupa es que casi siempre queda impune, no tiene castigo.

Y volviendo al presente, nos preguntamos, ¿habrá ficha limpia? ¿El gobierno estará dispuesto a avanzar ahora que el oficialismo va construyendo un bloque más robusto? Resta saber si está dispuesto a dar esa batalla. Si no lo hace, será más de lo mismo que otros gobiernos que antecedieron, y que actualmente dicen estar en las antípodas. Ética y moralmente serán muy parecidos.

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