¿Qué hacemos con el aguinaldo?
24/06/2025 | 12:34Redacción Cadena 3

El aguinaldo, ese ingreso extraordinario que los argentinos reciben cada semestre, es un termómetro de la situación económica y de las prioridades de los hogares.
Los datos más recientes muestran un panorama revelador: por primera vez, el 31% de los argentinos destina este recurso a gastos generales —agua, luz, gas, expensas, colegiaturas—, lo que evidencia un problema estructural en la planificación financiera o, más probablemente, una cruda realidad: los 12 sueldos anuales no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.
Este fenómeno no es menor. Que un ingreso concebido como un "extra" sea absorbido por gastos ordinarios sugiere que muchos hogares están al límite.
La pregunta es si se trata de una falta de planificación o de ingresos insuficientes. La respuesta parece inclinarse hacia lo segundo. Con un nivel de endeudamiento elevado y tasas de interés altas, destinar el aguinaldo a servicios esenciales no solo es racional, sino una estrategia de supervivencia para evitar caer en más deudas. Como dice el dicho, "mejor prevenir que lamentar", y en este caso, el aguinaldo actúa como un salvavidas temporal para equilibrar las cuentas.
Sin embargo, no todo es urgencia. Un 20% de los argentinos, aquellos con excedentes, opta por canalizar su aguinaldo hacia inversiones en acciones, bonos u otros instrumentos financieros, lo cual es una señal positiva de confianza en ciertos sectores del mercado.
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Sorprende, en cambio, que el 19% siga destinando su aguinaldo a la compra de dólares, a pesar de un tipo de cambio estable. Esto refleja una preferencia cultural por el dólar como refugio de valor, incluso en un contexto de "dólar planchado". La memoria de la inestabilidad económica parece pesar más que la coyuntura actual.
Por otro lado, solo el 11% utiliza el aguinaldo para financiar vacaciones, un porcentaje que debería ser mayor en un país donde el descanso y el turismo son parte de la identidad. Este dato, relegado al cuarto puesto, contrasta con el hecho de que estamos cerca de las vacaciones de invierno, un momento clave para el gasto en ocio.
Más atrás, el 9% se destina al pago de deudas, una prioridad que, aunque no lidera, sigue siendo relevante en un contexto de altas tasas de interés. Finalmente, opciones como el ahorro en pesos (cuentas remuneradas, plazos fijos) o el acopio de bienes en supermercados, que alguna vez estuvieron en el top, hoy representan solo un 2%. Esto último es una buena noticia: la estabilidad del peso redujo la carrera por el estoqueo, un comportamiento típico en épocas de alta inflación.
En conclusión, el destino del aguinaldo refleja las tensiones de la economía argentina: ingresos que no alcanzan, una planificación financiera forzada por la necesidad y una confianza parcial en la estabilidad actual. Mientras el 31% lucha por cubrir lo básico, otros sectores apuestan por invertir o ahorrar en dólares, mostrando una economía diversa pero desigual.
La clave estará en cómo los hogares gestionen el resto del año sin este "oxígeno" semestral. Porque, como bien sabemos, el aguinaldo no soluciona los problemas de fondo, solo los alivia momentáneamente.
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