Los desafíos de la clase media en Argentina y su consumo
01/12/2025 | 14:15Redacción Cadena 3
Me encuentro en un punto donde la reflexión sobre la clase media argentina es inevitable. Es un sector al que me gusta interpelar, y al que siento que se le ha hablado mucho, pero se le ha ayudado poco. Los números fríos de la economía, aunque necesarios, a veces fallan en capturar la verdadera tensión que se vive en los hogares.
¿De qué ingresos hablamos? Si tomamos los datos de informes recientes, y los cruzamos con la realidad del INDEC y el costo de la canasta básica, vemos una radiografía que incomoda.
La clase baja superior se ubica en ingresos totales de hasta aproximadamente $1.850.000 por hogar. Luego, la que llamamos clase media frágil o baja, ese sector vulnerable, se mueve en un rango de entre $2.050.000 y $3.700.000. Pero la verdad es que, para poder hablar de ser "clase media" con una base sólida en Argentina, ese piso de ingresos debería estar, a mi criterio, en los $3.500.000 o $4.000.000. De otra forma, es una identidad de riesgo constante.
El alma de la clase media: la aspiración
La clase media no se define solo por un número en la cuenta bancaria, sino por una serie de aspiraciones que van mucho más allá de la mera subsistencia. Es un contrato social que uno firma consigo mismo:
-Tener un futuro mejor y asegurarlo.
-Acceder a educación de calidad y una obra social digna.
-Poseer una vivienda propia, por mínima que sea.
-Disfrutar de experiencias, vacaciones y esparcimiento. El "autito" como símbolo de movilidad.
La clase media es la que no solo vive por lo que tiene, sino por lo que quiere mantener. Su motor es la movilidad social, y ese deseo a menudo la empuja a tomar decisiones de consumo que superan su capacidad real de ahorro.
El crudo rol del crédito
Aquí aparece una herramienta clave y muchas veces peligrosa: el crédito. Para este sector, el crédito no es un instrumento financiero, sino una llave que permite acceder a un estilo de vida que se percibe como propio, pero que, de otra forma, correspondería a estratos superiores: la casa, el auto familiar, un viaje al exterior.
La ecuación es simple: el ingreso no está disponible de inmediato, por lo que se adelanta el consumo futuro al presente. Y es aquí donde la tensión es máxima, porque ese deseo de progreso muchas veces se cobra un precio alto cuando la economía se frena. Como hemos dicho en este espacio, la tensión entre la aspiración y la capacidad de concretarla es el mayor drama de este sector.
La clase media media, la gran olvidada
Esa clase media media, que podríamos ubicar en el rango más golpeado, es la que más ha sufrido. Y no es una noticia de un solo gobierno. No es solo un tema de "Milei", "Alberto" o "Macri". Me atrevo a ponerle fecha al sufrimiento: esta clase media tiene malas noticias desde el año 2017.
El cuadro macroeconómico se deterioró.
La inflación se aceleró sin pausa.
El crédito se desvaneció.
Se corrigieron los precios relativos (tarifas de servicios), impactando directamente en el bolsillo.
Este sector es el que incluye al monotributista, el autónomo, el profesional, el comerciante y el emprendedor. Todos los políticos hablan de las PyMEs, pero nadie le dio una mano concreta a ese motor silencioso.
Incluso, en la época de aparente bonanza del segundo gobierno de Cristina, esa sensación de "mejor salario" fue una olla a presión que hoy se está pagando, porque se ocultaba detrás de una emisión descontrolada que terminó inflando la burbuja.





