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Otra vez a buscarle el agujero del mate a la Caja

El sistema previsional cordobés siempre en rojo, siempre necesitando que el resto de los ciudadanos ponga plata para sostener jubilaciones que el propio esquema no puede financiar.

09/12/2025 | 11:20Redacción Cadena 3

Perspectiva Córdoba

Martín Llaryora, gobernador de Córdoba.

FOTO: Martín Llaryora, gobernador de Córdoba.

  1. Audio. Otra vez a buscarle el agujero del mate a la Caja

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¿Cuántas veces hemos hablado de la Caja de Jubilaciones? ¿Cuántas? Veinte, treinta años dando vueltas sobre lo mismo: el sistema previsional cordobés siempre en rojo, siempre descalzado, siempre necesitando que el resto de los ciudadanos ponga plata para sostener jubilaciones que el propio esquema no puede financiar. Desde la crisis de Angeloz hasta hoy, nada de fondo cambió.

Y acá estamos otra vez. Para este año se proyecta un déficit monumental, cerca de $820.000 millones. Para tener dimensión: es equivalente a toda la rebaja impositiva que el propio Llaryora anunció como “histórica” para 2025. Y lo más importante: no se compensan, se suman. Es decir, los cordobeses deberán pagar con impuestos tanto la rebaja tributaria como el agujero de la Caja. Así de simple.

Frente a esto, el Gobierno provincial decidió mover fichas. En el paquete de leyes enviadas a la Legislatura se incluyen dos medidas fuertes:

Aumentar hasta un 4% los aportes de los empleados activos con mejores salarios, lo que en los hechos es una reducción del sueldo de ese segmento.

Aplicar un tope a las jubilaciones más altas, esas que llegan a superar los 3,6 millones de pesos mensuales, en un sistema donde la jubilación promedio triplica a la nacional.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Lógicamente, los gremios saltaron de inmediato: les pega a los sueldos más altos de los activos y también a los jubilados mejor pagos. Rechazo total. Y ahí Llaryora despliega su jugada política: amenaza con una consulta popular que, si se hiciera, ganaría por goleada. ¿Quién va a votar en contra de bajar jubilaciones millonarias de sectores muy específicos del Estado cuando el resto de los cordobeses debe poner de su bolsillo para financiarlas? Ocho a dos, fácil. Y, para colmo, después de perder una elección, sería un triunfo político servido en bandeja para el gobernador.

La otra carta que el Gobierno provincial insinúa es más audaz todavía: "¿No les gusta? Les doy la Caja. Adminístrela ustedes con los recursos que tiene hoy". Una forma elegante de decir que es imposible sostener el nivel actual de haberes con los aportes presentes. Y es cierto: los gremios quieren que la sociedad siga pagando impuestos para sostener jubilaciones mucho más altas que las del promedio argentino. Lógico desde su interés sectorial, pero insostenible desde el interés general.

Incluso con las medidas de Llaryora, el déficit quedaría en $500.000 millones. Igual habría que seguir poniendo. Entonces, ¿Qué hacer? Acá aparece la discusión de fondo que nadie quiere dar.

Primero, reconocer que los aportes no alcanzan: la Caja vive de los impuestos. Si así es, quizá habría que dejar de atar las jubilaciones a los salarios de los activos y empezar a vincularlas a lo que la provincia recauda, no a lo que paga.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Segundo, discutir seriamente una reforma del Estado. No puede ser que haya miles de monotributistas, becarios, contratados, empleados de municipios, reparticiones o empresas públicas que cobran del Estado pero no aportan a la Caja. Eso es una bomba que nadie se anima a desactivar.

Tercero, analizar la alternativa que otras provincias ya tomaron: transferir la Caja a la Nación, si ANSES la aceptara. No sabemos qué pasaría con los haberes, si hay derechos adquiridos o si habría recortes. Pero sí sabemos que sería una forma de alivianar un problema que arrastramos hace décadas.

Y, por último, una reflexión ideológica que en Córdoba parece imposible de pronunciar sin que se incendie el debate: ¿no debería ser más solidario el sistema en la tercera edad? Después de toda una vida laboral con buenos sueldos, cargos jerárquicos, patrimonios construidos y oportunidades que no todos tuvieron, ¿no es razonable pensar en una pensión igualitaria más básica y universal? A esta altura —lo digo sin pudor— yo me vuelvo más socialista que nunca: una pensión igual para todos y se terminó el problema.

Claro que suena utópico, polémico, antipático para algunos. Pero tal vez haya llegado el momento de dejar de repetir las mismas discusiones de hace 30 años y empezar a hablar en serio de cómo hacer que un sistema previsional deje de ser un barril sin fondo.

Porque si no, dentro de diez años estaremos escribiendo otra columna igual que esta, con los mismos números en rojo y los mismos parches que no alcanzan. Y Córdoba, mientras tanto, seguirá pagando una factura que cada vez es más difícil de sostener.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

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