Los mandriles tenían razón
16/12/2025 | 11:14Redacción Cadena 3
Al final, los mandriles no estaban tan errados. No del todo, al menos. Ayer el Gobierno nacional decidió retocar las bandas dentro de las cuales puede fluctuar el dólar y, con esa decisión, terminó corrigiendo un error propio que arrastraba desde la salida del cepo, allá por marzo-abril.
Vale recordar el contexto. Cuando se levantó el cepo, el Gobierno tenía un miedo central: que el dólar se disparara. En un país con memoria inflacionaria traumática, el temor era entendible. Para atenuar esa posibilidad, se diseñó un esquema con piso y techo para el tipo de cambio y se anunció que el Banco Central solo compraría dólares si el precio caía por debajo del piso, y vendería si superaba el techo. El problema es que, con esa decisión, el Gobierno se ató las manos.
El FMI y varios economistas lo advirtieron en su momento: era muy difícil que el dólar bajara por debajo del piso. Y si eso no ocurría, el Banco Central no iba a poder comprar reservas, algo crítico para un país que necesita dólares como el aire. El Gobierno desoyó esas alertas, convencido de que el principal riesgo era una disparada cambiaria.
El dólar, efectivamente, no fue para abajo. Y menos mal. Si lo hubiera hecho, la economía argentina habría quedado aún menos competitiva, se habría incentivado la importación indiscriminada y el daño productivo habría sido mayor. Pero ocurrió lo previsible: el tipo de cambio fue rápidamente hacia el techo de la banda. El Gobierno incluso tuvo que vender dólares para sostener el esquema, en un contexto atravesado por la campaña electoral.
En ese escenario, desde la oposición se escuchaban advertencias de default y diagnósticos de fracaso. El resultado fue el inverso al esperado: lejos de aparecer dólares, se produjo una dolarización récord durante el proceso electoral. Los dólares se iban. No había forma de que el Gobierno comprara reservas.
Eso encendió las alarmas entre los acreedores. La señal era clara: si el Estado usaba los pocos dólares disponibles para contener el precio del dólar, ¿con qué iba a pagar los vencimientos de deuda? El riesgo país bajó tras las elecciones —de los 1.200 puntos del pico electoral a la zona de 600—, pero aun así siguió siendo demasiado alto como para refinanciar deuda en dólares. El Gobierno tuvo que pagar vencimientos "tiki taka", con reservas escasas, sin lograr que el riesgo país siguiera descendiendo.
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Y ahora vienen más vencimientos: cerca de 4.200 millones de dólares a fin de año. En ese contexto aparece la decisión de ayer. Con "elegancia política", el Gobierno hizo lo que hasta ahora se negaba a hacer: anunció que va a comprar dólares dentro de la banda. En los hechos, se desdice y se libera de la restricción que él mismo había impuesto.
Para eso, además, amplía un poco las bandas. El techo del dólar, que hasta ahora crecía al 1% mensual, pasará a ajustarse según la inflación. Como en la Argentina la inflación se mide con rezago, se tomará la de dos meses atrás. Así, en enero, el límite superior de la banda subirá 2,5%, que fue la inflación de noviembre.
Esto le da al Gobierno un margen adicional para comprar dólares sin que el tipo de cambio supere el techo y obligue al Banco Central a vender. Es un cambio relevante. Tiene ventajas claras: el dólar deja de apreciarse en términos reales y empieza, al menos, a acompañar la inflación. Hoy el tipo de cambio está alrededor de un 19% más alto en términos reales que en enero, algo que protege a sectores productivos, ayuda a los exportadores y pone un freno a la avalancha importadora. Mantener ese equilibrio es clave.
El temor inmediato es el de siempre: si el Banco Central compra dólares, emite pesos, y si emite pesos, sube la inflación. El Gobierno responde que, con una economía en crecimiento, habrá mayor demanda de dinero y esos pesos no necesariamente se trasladarán a precios. Y si hubiera presión inflacionaria, el propio esquema prevé que el dólar suba acompañando la inflación, evitando un nuevo atraso cambiario.
Habrá que ver si el Banco Central logra comprar dólares sin que el precio se dispare y sin reavivar la inflación. Por ahora, hay indicios de margen: el Tesoro compró 320 millones de dólares el lunes, 220 millones la semana pasada y cerca de 1500 millones en las últimas semanas. Existe la posibilidad de que esas compras las haga el Banco Central, mientras el Tesoro mantiene los pesos inmovilizados, evitando así un impacto monetario.
Habrá que ver si funciona. Por lo pronto, el Gobierno logró algo clave: desatarse las manos que él mismo se había atado. Y sí, esta vez, hay que admitirlo, los mandriles tenían razón. Aunque sea en parte.
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