El maple de huevos y por qué Carrefour se quiere ir
12/07/2025 | 18:08Redacción Cadena 3
Ayer, en un supermercado del sur de la ciudad, me topé con una realidad que resume un problema de nuestra economía. Fui a comprar un maple de huevos y encontré el más barato a $8.700. Al salir, justo enfrente, en el jardín de una casa deshabitada, una señora ofrecía lo mismo por $6.000. La diferencia es abismal, y la elección, obvia: ¿Quién va a pagar más en el súper teniendo una opción así al lado?
Pero esta anécdota destapa un problema mucho mayor: la informalidad que está asfixiando a los supermercados y, con ellos, a una parte esencial de nuestra economía formal. El supermercado en cuestión, Carrefour, es solo un ejemplo de un sector que lucha por sobrevivir en un contexto imposible.
Carrefour, líder del mercado argentino junto a Coto, con un 20% de la cuota supermercadista y 17.000 empleados, anunció que busca vender su operación en el país. No es un capricho: desde 2018, cuando enfrentó procedimientos preventivos de crisis, la cadena viene lidiando con una informalidad que, en rubros como alimentos y limpieza, alcanza el 60%. La señora de la esquina, que no paga alquiler, impuestos, cargas sociales ni tasas municipales, puede vender más barato.
El súper, en cambio, carga con IVA, ingresos brutos, tasas municipales –que en lugares como Lanús se dispararon al 6% de la factura solo por higiene y seguridad– y una maraña de costos que lo hacen inviable.
No culpo a la señora. Ella encontró una forma de ganarse la vida en un país donde la economía aprieta. Pero su ventaja no es solo una cuestión de precios: es un síntoma de un sistema que castiga al que cumple. Los supermercados enfrentan no solo la competencia desleal de la informalidad, sino también controles de precios erráticos, cambios en los patrones de consumo –con cada vez más gente yendo a mayoristas o almacenes de barrio– y una presión impositiva que no da respiro.
Con la desinflación actual, la "bicicleta" de trasladar costos a precios ya no es viable. El huevo a $8.700 en el súper contra $6.000 en la esquina lo deja en evidencia.
Carrefour no es un caso aislado. Su decisión de replantear su presencia en Argentina responde a una reestructuración global, donde el país ya no es prioridad frente a mercados europeos o Brasil. Pero el problema trasciende a una marca. Es estructural.
Los supermercados, con sus 680 locales y miles de empleos, son un pilar de la economía formal. Mantienen cadenas de frío, estándares de calidad y seguridad alimentaria que no se pueden replicar en un puesto callejero. Sin embargo, si seguimos por este camino, los súper podrían terminar siendo solo un lugar para comprar carne o vegetales frescos, a precios prohibitivos, porque el resto se lo llevará la informalidad.
¿Queremos un país de chiringuitos, donde los huevos se vendan en jardines de casas abandonadas y la economía informal domine? ¿O apostamos por una estructura formal, con negocios estables que generen empleo y garanticen calidad? La solución no es simple. Bajar impuestos podría permitir a los supermercados competir y a la señora de la esquina formalizarse, quizás incluso trabajar en uno. Pero sin un cambio profundo, seguiremos en una espiral de precariedad, donde lo barato de hoy nos saldrá carísimo mañana.
La llave, como siempre, está en los impuestos.
Nota publicada el 10 de julio.
Lectura rápida
¿Qué problema se menciona en el artículo? La informalidad que asfixia a los supermercados y afecta la economía formal.
¿Quién es mencionado como líder del mercado argentino? Carrefour y Coto.
¿Cuándo comenzó Carrefour a enfrentar problemas económicos? Desde 2018, cuando enfrentó procedimientos preventivos de crisis.
¿Dónde se menciona un aumento en tasas municipales? En Lanús, donde alcanzan el 6% de la factura por higiene y seguridad.
¿Por qué es importante bajar impuestos según el artículo? Para permitir a los supermercados competir y a la economía formal sobrevivir.




