Los desafíos de la Iglesia y del mundo para una nueva era
El nuevo pontífice enfrentará una institución polarizada, con desafíos como la crisis de abusos, la inclusión de mujeres, el secularismo global y la reforma financiera. Su liderazgo deberá equilibrar el legado progresista de Francisco con la unidad interna y la relevancia en un mundo en conflicto.
08/05/2025 | 13:34Redacción Cadena 3
La elección del nuevo Papa para suceder a Francisco implica el relanzamiento de la Iglesia hacia una nueva era, moldeada por la personalidad del nuevo pontífice.
La muerte de Francisco el 21 de abril de 2025 marcó el fin de un pontificado transformador, caracterizado por su enfoque progresista, su énfasis en la inclusión y su compromiso con los marginados.
Este nuevo Papa enfrentará una Iglesia Católica y un mundo en profunda transformación, con retos que combinan tensiones internas, desafíos doctrinales y presiones externas en un contexto global complejo.
1. Restaurar la unidad en una Iglesia polarizada
El pontificado de Francisco, aunque celebrado por muchos, exacerbó las divisiones entre los sectores progresistas y conservadores dentro de la Iglesia.
Su énfasis en la "sinodalidad" —la escucha de los fieles— y sus aperturas hacia temas como la bendición de parejas del mismo sexo y la inclusión de divorciados generaron resistencias entre los tradicionalistas.
En 2024, obispos africanos expresaron su desacuerdo con la decisión de permitir bendiciones a parejas homosexuales, mientras que sectores conservadores en Estados Unidos, alineados con figuras como el cardenal Raymond Burke, criticaron lo que percibían como una dilución de la doctrina.
El nuevo Papa deberá buscar un equilibrio entre continuar las reformas de Francisco y apaciguar a los sectores más ortodoxos para evitar una ruptura mayor. Según el vaticanista Marco Politi, “no habrá un Francisco II”, y el nuevo Papa necesitará una gestión más colegiada, trabajando en equipo con la Curia y los cardenales para recomponer la unidad.
La polarización es especialmente notable en países como Estados Unidos, donde las redes sociales amplifican narrativas que desafían la autoridad del Vaticano.
2. Abordar la crisis de los abusos sexuales y la transparencia
Uno de los mayores retos que Francisco enfrentó fue la crisis de abusos sexuales en la Iglesia, un problema que dañó gravemente su credibilidad.
Aunque implementó medidas como la política de “tolerancia cero”, la creación de una comisión para la protección de menores y la supresión del secreto pontifical sobre estos delitos, persiste una percepción de impunidad y falta de transparencia.
El Vaticano aún no ha proporcionado datos completos sobre la magnitud del problema ni sobre la gestión de los casos, lo que alimenta la indignación de los fieles.
Desafío para el nuevo Papa: profundizar las reformas para garantizar la rendición de cuentas, no solo en casos de abuso sexual, sino también en abusos espirituales y psicológicos que han traumatizado a generaciones.
La presión de los católicos de base y las revelaciones en países donde el escándalo aún está emergiendo exigirán una postura más contundente y transparente.
3. El rol de las mujeres y la crisis de vocaciones
Las mujeres católicas desempeñan un papel crucial en la Iglesia, especialmente en escuelas, hospitales y la transmisión de la fe, pero su estatus de “segunda clase” genera frustración.
Francisco dio pasos significativos al abrir cargos directivos a laicas y religiosas, como el nombramiento de la monja Simona Brambilla como prefecto de un dicasterio en 2025.
Sin embargo, la exclusión del sacerdocio femenino y la disminución de vocaciones religiosas femeninas —con una pérdida de unas 10,000 monjas al año, pasando de 702,529 en 2012 a 599,229 en 2022— plantean interrogantes sobre el futuro de las órdenes religiosas.
Desafío para el nuevo Papa: responder a las expectativas de mayor participación y reconocimiento de las mujeres, posiblemente explorando roles como diaconisas, aunque esto podría generar resistencia entre los conservadores.
Además, la caída general de vocaciones sacerdotales y religiosas requiere estrategias para revitalizar la vida religiosa en las diócesis y parroquias, un desafío que ningún Papa reciente ha logrado superar completamente.
4. Navegar un mundo secularizado y en conflicto
El mundo que enfrentará el nuevo Papa está marcado por el secularismo, el auge de iglesias evangélicas, conflictos bélicos y un creciente sentimiento antiinmigrante.
Francisco fue un líder global que abogó por la paz, visitando más de 60 países, y promovió el diálogo interreligioso y la justicia social.
Sin embargo, el catolicismo enfrenta una pérdida de fieles en regiones tradicionalmente católicas, como Europa y América Latina, mientras crece en África y Asia, donde vive el 75% de los católicos y donde se espera que esta proporción alcance el 80% para 2050.
El próximo Pontífice deberá consolidar la presencia de la Iglesia en el Sur Global. Además, deberá posicionar a la Iglesia como una voz relevante frente a desafíos globales como la migración, la crisis climática y el nacionalismo, manteniendo un liderazgo pastoral que conecte con un mundo cada vez más secular.
5. Reforma económica y estabilidad financiera del Vaticano
Francisco impulsó reformas para sanear las finanzas vaticanas, marcadas por escándalos de corrupción y opacidad.
Sin embargo, el Vaticano aún enfrenta un déficit de 83 millones de euros y un agujero de 650 millones en su sistema de pensiones.
La resistencia interna a estas reformas limitó su impacto, y la gestión económica sigue siendo un punto débil.
Desafío para el nuevo Papa: tener capacidad política excepcional para articular consensos y avanzar en la transparencia financiera, asegurando la sostenibilidad económica de la Santa Sede sin comprometer su misión pastoral.
6. Relaciones geopolíticas y el peso de Estados Unidos
Francisco mantuvo tensiones con sectores católicos ultraconservadores en Estados Unidos, especialmente aquellos alineados con el presidente Donald Trump, cuya influencia política y económica afecta incluso al Vaticano.
La gestión del nuevo Papa está influenciada por el contexto geopolítico, incluyendo la política exterior de Trump, lo que podría inclinar la balanza hacia un candidato europeo más alineado con intereses occidentales.
El nuevo Papa debe decidir entre mantener la confrontación ideológica con el conservadurismo estadounidense o adoptar un enfoque más pragmático para garantizar la estabilidad de la Iglesia en un país con una comunidad católica significativa pero profundamente dividida.
Un liderazgo en la encrucijada
El cónclave de 2025, descrito como “el más espectacular de los últimos 50 años” por el vaticanista Marco Politi, fue un momento decisivo para la Iglesia Católica.
El nuevo Papa hereda una institución fortalecida en algunos aspectos por las reformas de Francisco, pero también marcada por divisiones internas y desafíos externos que demandan un liderazgo visionario.
El próximo Papa enfrenta una disyuntiva estratégica: consolidar el legado reformista de Francisco o volver a un modelo más tradicional y jerárquico.
En palabras de un cardenal citado por The Washington Post, “es una situación tan complicada en la Iglesia y en el mundo para una sola persona”.
El humo blanco que emerja de la Capilla Sixtina marca el inicio de una nueva era, pero también el comienzo de una tarea titánica para el sucesor de Pedro.




