Presidencialismo, cambios de gabinete y construcción de consenso

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Por Sergio Berensztein

Esta etapa del Gobierno será la más federal, con un Congreso equilibrado donde se buscará un debate sano, dejando de lado los personalismos y las cuestiones partidarias que suelen entorpecer el progreso.

Muchos se sorprenden por los recientes cambios en el Gabinete. Se esperaba que Milei utilizara su equipo para lograr acuerdos y una composición más amplia y plural, pero la realidad ha sido diferente. Guillermo Francos, un político reconocido por su capacidad de consenso y con excelente imagen, ha sido removido. Su figura, que actuaba como un "bombero" ante las crisis, ya no lograba resolver las demandas de los gobernadores, quienes regresaban a sus provincias con los mismos problemas.

En Argentina el Poder Ejecutivo es unipersonal. El Presidente de la Nación tiene la última palabra, y los miembros del Gabinete son empleados que responden a él. La renuncia de un ministro puede ser sorpresiva, como ocurrió con Felipe Solá, quien fue destituido de su cargo de canciller sin previo aviso mientras se encontraba en el exterior.

Lo que ocurre en la política argentina es siempre decisión del presidente. En este contexto, Guillermo Francos actuaba bajo las directrices de Milei, quien había decidido no gastar recursos ni satisfacer las demandas de los gobernadores. Esto generó un desgaste en la figura de Franco, quien aunque era bien visto, no podía ofrecer soluciones efectivas a los problemas regionales.

Ahora, con la llegada de Manuel Adorni como nuevo jefe de Gabinete, se plantea un gobierno más federal. Esto implica que se necesitará la colaboración de los gobernadores para avanzar en las reformas que Milei ha prometido. Sin embargo, las afirmaciones del presidente sobre haber realizado reformas estructurales son engañosas. La realidad es que no se han presentado proyectos significativos en áreas clave como la tributaria, previsional o laboral.

La situación económica sigue siendo complicada, con una inflación que se mantiene por encima del 30%. Se compara la situación de Argentina con la de Bolivia, donde una inflación similar llevó a la caída de un partido político. En este sentido, Milei ha logrado capitalizar el descontento popular y ganar elecciones, pero las promesas de reformas aún están por verse.

El nuevo enfoque del gobierno busca ser más generoso, aprovechando créditos de organismos multilaterales y la posibilidad de emitir deuda. Esto podría permitir que Argentina regrese a los mercados, lo que a su vez beneficiaría a las provincias, especialmente aquellas con recursos naturales como Neuquén, que ha mostrado crecimiento a pesar de las dificultades económicas del país.

El presidente ahora se presenta como un líder federal porque necesita a los gobernadores para implementar su agenda. Sin embargo, el cambio de Gabinete es más simbólico que estructural, ya que todos los integrantes siguen siendo empleados del presidente. Lo que realmente importa es cómo Milei consolida su poder y toma decisiones que impacten en la política y la economía del país.

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