Irán y la bomba atómica: ¿una amenaza real o el recuerdo del error en Irak?
El régimen iraní está a un paso de desarrollar un arma nuclear, dicen expertos y fuentes de inteligencia, lo que genera alarmas globales. En el contexto del precedente de Irak en 2003, donde falsas acusaciones de armas de destrucción masiva desencadenaron una guerra, el mundo observa con cautela las pruebas y tensiones actuales.
23/06/2025 | 12:37Redacción Cadena 3
En los últimos años, la comunidad internacional ha seguido con creciente preocupación los avances del programa nuclear de Irán, que muchos expertos consideran capaz de producir una bomba atómica en un plazo alarmantemente corto.
Mientras las tensiones entre Irán, Israel y las potencias occidentales escalan, el recuerdo de la invasión de Irak en 2003, basada en afirmaciones erróneas sobre armas de destrucción masiva (ADM) de Saddam Hussein, plantea una pregunta crítica: ¿son fiables las actuales acusaciones contra Irán, o estamos ante otro error histórico?
La capacidad nuclear iraní
Según el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS), Irán posee suficiente uranio enriquecido al 60 por ciento para fabricar un arma nuclear en tan solo una semana, y podría producir hasta seis bombas en un mes.
El uranio enriquecido es clave para fabricar una bomba atómica porque permite desencadenar una reacción en cadena de fisión nuclear, liberando una enorme cantidad de energía en forma de explosión.
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“Irán está en el umbral de la construcción de armas nucleares”, afirmó David Albright, presidente del ISIS, en un informe de 2024 citado por medios como Associated Press.
El enriquecimiento de uranio al 60% es un paso técnico significativo, ya que solo requiere un pequeño salto al 90 por ciento, nivel necesario para un arma nuclear.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó en 2025 que Irán ha acumulado “miles de kilogramos de uranio enriquecido” y mantiene instalaciones avanzadas, como las de Fordow y Natanz, dos de los puntos atacados el sábado por Estados Unidos, capaces de sostener un programa armamentístico.
Grossi advirtió que “la profundidad de Fordow, medio kilómetro bajo tierra, hace que sea difícil de neutralizar”.
Además, Irán cuenta con científicos altamente capacitados y una infraestructura robusta.
Mohammad Eslami, jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, afirmó en 2024: “No es que no tengamos la capacidad, sino que no queremos hacerlo”.
Sin embargo, expertos como Gary Samore, excoordinador de armas de destrucción masiva en la administración Obama, señalan que “solo una decisión política separa a Irán de la bomba”.
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La percepción de inseguridad regional también impulsa a Irán.
Según un análisis de la Arms Control Association, el apoyo de EE. UU. a Saddam Hussein durante la guerra Irán-Irak (1980-1988), incluida la tolerancia al uso de armas químicas contra iraníes, dejó a Teherán con un profundo sentido de vulnerabilidad.
Esto, combinado con el “prestigio” de poseer un “arma islámica”, alimenta las ambiciones nucleares del régimen.
El precedente de Irak
El caso de Irán no puede analizarse sin recordar el fiasco de Irak en 2003.
En aquel entonces, la administración de George W. Bush afirmó que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, basándose en inteligencia defectuosa, como la supuesta compra de uranio en Níger y tubos de aluminio para centrifugadoras.
El secretario de Estado Colin Powell presentó estas “pruebas” ante el Consejo de Seguridad de la ONU en febrero de 2003, asegurando que eran “hechos sólidos”.
Tras la invasión, el Iraq Survey Group (ISG), liderado por David Kay, no encontró evidencia de ADM activas.
Kay admitió ante el Congreso en 2004: “Todos estábamos equivocados”.
El informe Duelfer de la CIA reveló que Saddam había destruido sus programas nucleares en los años 90 y que su ambigüedad era una estrategia para disuadir a Irán, no una amenaza real.
Robert Kelley, exinspector nuclear del OIEA en Irak, señaló en un ensayo para SIPRI que la inteligencia provenía de fuentes poco fiables, como el disidente iraquí Ahmed Chalabi, y que los inspectores de la ONU fueron ignorados.
“La cooperación iraquí en 2002-2003 fue clara, pero Washington optó por la guerra”, escribió Kelley.
Este error, que costó miles de vidas y desestabilizó la región, ha generado escepticismo sobre las acusaciones actuales contra Irán.
Sin embargo, las inspecciones del OIEA en Irán, a diferencia de Irak, han documentado un programa nuclear activo, lo que da mayor credibilidad a las advertencias.
El rol de Israel
En 2025, las tensiones han alcanzado un punto crítico tras los ataques israelíes a instalaciones nucleares iraníes, como Natanz, que destruyeron centros de producción de combustible pero no el uranio enriquecido almacenado en Fordo. Fuentes israelíes citadas por AlertaNews24 afirmaron que Irán estaba “a días de un avance nuclear” y tenía capacidad para producir “15 bombas”.
Israel, que bombardeó el reactor Osirak de Irak en 1981 para frenar su programa nuclear, justifica sus acciones contra Irán argumentando que un régimen con armas nucleares sería una amenaza existencial.
Sin embargo, Samore advierte que, como en Irak, los ataques pueden incentivar a Irán a reconstruir su programa en secreto.
¿Hacia dónde va el conflicto?
A diferencia de Irak, donde las acusaciones se basaron en inteligencia manipulada, las pruebas sobre Irán provienen de inspecciones del OIEA y análisis de expertos independientes.
Sin embargo, la retórica beligerante y la falta de diálogo directo entre EE. UU., Israel e Irán recuerdan los errores previos a 2003.
La Carnegie Endowment for International Peace advierte que la ambigüedad nuclear iraní, como la de Saddam, podría malinterpretarse y escalar a un conflicto mayor.
Mientras el mundo debate cómo frenar a Irán —diplomacia, sanciones o fuerza militar—, el precedente de Irak subraya la necesidad de pruebas sólidas y cooperación internacional.
Como señaló Grossi, “la solución no es solo técnica, sino política”.
La pregunta sigue abierta: ¿podrá la comunidad internacional evitar otro error histórico, o estamos al borde de una nueva crisis en Oriente Medio?