Viejos argumentos, nuevos juegos

Sergio Suppo

Por alguna razón me acordé en los últimos días del “Gallego”. Era el vendedor de quiniela clandestina en mi barrio, cuando yo era muy chico. Me acuerdo de ese personaje muy simpático, muy querible, que entraba a mi casa y a la de los vecinos, tíos, parientes que yo tenía en el barrio Ameghino de Villa María, y levantaba todas las mañanas los números de quiniela.

En el año 1973 se dictó un decreto nacional, el 878 (“Si quiere juéguele”, diría Osvaldo Wehbe) por el cual se legalizaba en todo el país la quiniela. ¿Y qué hicieron las loterías de cada provincia para empezar a armar la estructura de venta de quiniela como la conocemos hoy? Fueron a buscar en muchos casos a los levantadores de quiniela, como el “Gallego” del que estoy hablando, no para meterlos presos, sino para ofrecerles una agencia. Y es así que muchos levantadores de quiniela clandestina se pasaron a la oficial.

En ese momento, el argumento que se utilizó desde el Gobierno nacional y que inmediatamente incorporaron todas las provincias fue que como había mucha quiniela clandestina, era necesario que ese juego se canalizara legal y formalmente. Es el mismo argumento con el que se va a legalizar hoy el juego online en la provincia de Córdoba.

Han pasado unos cuántos años y muchas, enormes diferencias sobre cómo se jugaba entonces y cómo se juega ahora; cuánto se jugaba entonces y cuánto se juega ahora, en manos de quién está la potestad de ofrecer el juego por dinero. En las maquinitas, en los casinos, también en el juego online “clandestino”, o no formalizado en la provincia de Córdoba.

Hay otras doce provincias donde por ley o por resolución ya se votó la legalización del juego online. ¿Alguien escuchó mucho alboroto cuando lo votaron en la provincia de Buenos Aires o en la ciudad de Buenos Aires, o en la provincia de Santa Fe? No, porque el problema es que en Córdoba el tema del juego siempre ha sido muy controvertido.

Te diría que hay dos temas que han generado siempre fuerte polémica en el momento de los tratamientos legislativos en la provincia. El primero es el de las reformas previsionales, sobre las que siempre ha habido grandes conflictos en Córdoba. Otro es el de las sanciones y la modificación de la Ley de Juego, que se ha ido ampliando generosamente, gobierno tras gobierno, en la época radical y también ahora, en favor de las empresas privadas que explotan el juego.

Allá lejos y hace tiempo había un diputado, Luis Medina Allende, en la época de Eduardo Angeloz, que le vendió a un supuesto inversor alemán el paseo del Buen Pastor, con la mentira de que ahí se iba a instalar un casino.

Después, el gobernador que siguió, Ramón Mestre, hizo votar una ley de ampliación de las casas de juego en Córdoba. Para eso contó con el apoyo de un legislador peronista de Traslasierra, Alberto Elaín, que se dio vuelta.

Más acá en el tiempo, en la época de José Manuel de la Sota, hubo un gran escándalo en la Legislatura, con acusaciones de soborno incluidas, porque también se dio vuelta un legislador del departamento Punilla, Jorge Bodega.

Han pasado muchos años, ya casi la gente no se acuerda, problema que yo tengo un poco de memoria, nada más. Hoy, el Gobierno provincial encontró una forma de evitar pagar un alto costo político embarrándose con el tema del juego, haciendo que la idea se le ocurra a cuatro cinco opositores que se han hecho populares estos días, especialmente el diputado Arduh. Este presentó una ley desde la oposición que ha sido adoptada como propia por el oficialismo y esta tarde se convertirá en ley.

Una cosa adicional, más allá de la opinión de cada uno. A mí me parece muy bien que discutamos estas cosas, más allá del resultado final que tendremos esta tarde.

Salvo que ocurra un imponderable, la mayoría oficialista con cuatro o cinco votos de la oposición, va a convertir en ley la habilitación para las empresas privadas que podrán explotar el juego online en la provincia de Córdoba.