Una sonda japonesa daría indicios del origen del universo
El objeto regresó al planeta con muestras de apenas 0,1 gramos de "polvo estelar" del asteroide Ryugu, las cuales podrían ayudar a descifrar el origen de la vida.
06/12/2020 | 10:01Redacción Cadena 3
Se calcula que es la primera vez que se logran tomar muestras de un esteroide en cantidades suficientes como para poder entender su desarrollo y comprender mejor el universo.
La cápsula, que se soltó de la nave Hayabusa-2 justo antes de entrar en la atmósfera, cayó en un paracaídas cerca de Woomera, una zona desértica en el sur australiano a las 2:30 de la madrugada de hoy en Japón (14:30 del sábado en Argentina).
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Su entrada en la atmósfera terrestre produjo una bola de fuego que dibujo un arco en medio de la noche que pudo ser capturado por las cámaras de Australia, según informó la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
"¡Hemos encontrado la cápsula! ¡Con el paracaídas!", informó la misión en Twitter.
Seis años después, por fin vuelve a la Tierra
La sonda, que tiene el tamaño de una heladera, se separó del Hayabusa-2 a una distancia de 220.000 kilómetros de la Tierra y aterrizó en un área de 100 km2, aunque su recuperación será rápida, indicaron los científicos japonés, ya que posee unos indicadores que permitirán su localización.
Por un lado la sonda pudo recoger polvo de la superficie, y posteriormente material del interior de Ryugu que fue capturado al dispararle un proyectil.
En comparación, planetas como la Tierra y otros cuerpos celestes sufrieron cambios profundos a lo largo de la historia, tanto en su superficie como en el interior, básicamente a través de enormes procesos de calentamiento. Por eso, la esperanza de los investigadores de contar con este material para entender el universo.
Nunca antes habíamos tenido materiales como este (...) el agua y las materias orgánicas serán objeto de investigación, por lo que esta es una oportunidad de gran valor
Protegidas de la luz del sol y de las radiaciones en el interior de la cápsula, las muestras serán tratadas en Australia y después enviadas en avión a Japón.
La mitad de la materia será compartida entre la JAXA, la NASA y organizaciones internacionales, y el resto será conservado para futuros estudios a medida que avance la tecnología analítica.





