Desesperado pedido de una misionera "atrapada" en Egipto
Carolina Pavón asegura ser víctima de violencia y pide asistencia a las autoridades argentinas. "Estoy sin ver a mis hijas, sin el divorcio, sin trabajar y sin salir del país", dijo a Cadena 3.
07/09/2016 | 07:36Redacción Cadena 3
Carolina Ester Pavón, de 39 años, una misionera que vive en Egipto desde que se casó con un ciudadano de allí con el que tuvo dos hijas, hizo un desesperado pedido al Gobierno argentino para que interceda ante las autoridades egipcias con el objetivo de poder salir de ese país y regresar a la Argentina.
Aseguró que sufre violencia de género y que su marido le niega el divorcio.
En diálogo con Cadena 3: "Estoy sin ver a mis hijas, sin el divorcio, sin trabajar y sin poder salir del país".
"Necesito estar en mi país", dijo en un tono angustiante.
En este sentido, contó el calvario que le toca vivir: "Hice abandono del hogar por violencia física y psicológica y por eso él me hizo una restricción para que no pudiera salir del país, con una orden de que regresara al hogar. Si la Policía quisiera me podrían llevar a la fuerza a la casa de nuevo", expresó.
"Por el abandono de hogar perdí mis derechos. Así, no puedo luchar por el divorcio ni por la tenencia de mis hijas. Además, me sacaron el derecho a trabajar. Es una situación precaria", dijo.
Sobre su actual esposo Mahmoud Mohamed Mahmoud Ahmed Tarfa, de 42, indicó: "Si él me da el divorcio, me da la libertad. Pero a medida que él no quiera firmar el divorcio, los tiempos se alargan. No lo hace porque quiere perjudicarme"
"Como no tengo el divorcio, la ley egipcia tampoco me da el régimen de visitas para ver a mis hijas –explicó– pensé que iba a ser más fácil, traté de verlas, pero él me lo impidió y además les lavó el cerebro, entonces ellas tampoco me quieren ver".
"Ellas creen que yo soy la peor, que soy el infierno porque me saqué el velo", reveló.
Y relató como vive sus días hoy: "No tengo familia acá, sólo tengo una familia amiga que me dio un lugar donde estar, y yo ayudo con las tareas de la casa y cuidando a una persona mayor"
Sobre cómo hizo para soportar esta situación indicó: "Me había creado una burbuja. Usaba velo porque era mejor pasar desapercibida. Tenía amigas extranjeras pero se fueron casi todas. Siempre que había episodios de violencia me decían: 'Esto acá es así, dejalo pasar. Pensá en las nenas, ellas lo quieren al padre'. Y así fue una y otra vez. Pero a lo último pensé: 'Le estoy dando un mal ejemplo a mis hijas y van a repetir la historia'. Lo peor es que ellas creen que esto es lo normal.
Contó que tiene una relación fluida con la Embajada Argentina en Egipcio pero aclaró que "no puede saltearse las normas del país que tiene leyes basadas en el Corán". Por eso, pidió: "misericordia y que me dejen salir del país".
"No vamos encontrando solución", dijo desesperada y pidió al Gobierno nacional que tome cartas en el asunto.
La mujer escribió una carta para hacer público la situación que le toca vivir y aseguró: "Necesito pararme como ser humano, dignificar mi vida".
"Yo pido encarecidamente al pueblo argentino, mis compatriotas y a nuestras autoridades competentes que vean la forma de poder hacer entrar en razón a la República Árabe de Egipto que es inhumana mi situación. Que es una falta de derechos humanos completos mantenerme presa en un país sin poder trabajar y sin lugar propio donde estar", señaló.
Aseguró que todo ocurre "sólo por el despecho de un marido abandonado".
"Que por favor, me permitan salir. Y ya desde afuera vería de seguir con los trámites de divorcio y derecho de visita a mis hijas. Pero ya desde una posición fuerte, segura", dijo.
La mujer mencionó que de conseguir el divorcio su ex pareja "pierde poder" sobre ella en aquel país. "No quiero dejar de aclarar que en todo este tiempo él impidió que yo hablara y viera a las nenas", indicó.
Asimismo, la mujer mencionó que Banseeh, la primera hija de la pareja, nació en la Argentina pero cuando llegaron a Egipto su marido "pagó a un médico para que falsificara una partida de nacimiento, como que una egipcia llamada Fatma Abd Elrahman Tarfa tuvo una bebé en su casa, un parto casero".
Una situación similar ocurrió con el nacimiento de Yuliana, la segunda hija de la pareja.





