Como te digo una cosa, te digo la otra

Julio Perotti

Cada día una nueva. El miércoles, todo cerrado, gente en su casa esperando a censistas que en muchos casos no pasaron.

Y a la noche nos enteramos de que si lo habíamos hecho por vía digital, estaba todo bien.

Lejos estuvo esa de ser la última muestra de que la unificación del discurso es una materia pendiente desde siempre en el gobierno de Alberto Fernández.

En medio de que se habla de relanzamiento de la gestión, veamos lo que pasó esta mañana:

Ayer, Aníbal dijo que Cristina se corrió del Gobierno. O sea, se borró con todo lo que eso significa en el recuerdo del peronismo, con Casildo Herrera.

Esta mañana Alberto dijo que la pelea no era con Cristina sino con la derecha, etc. etc. etc.

Y de nuevo Aníbal: Alberto "no está preocupado" por el enfrentamiento con Cristina Kirchner, pero consideró que el Frente de Todos tiene "encontrar un formato para que se acerquen".

También Alberto dijo temprano que es necesaria una suba de retenciones al campo y que eso debe dárselo el Congreso. Porque, de esa manera, se desacoplarían los precios internos. (¿Alguna vez funcionó?).

¿Le va a dar esa mano el kirchnerismo? Porque la oposición ya le dijo que ni lo espere.

Pero tres horas más tarde, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, afirmó que ese proyecto no está en los planes del Gobierno.

Y, el acto que le armó a Alberto la UOCRA, con Gerardo Martínez a la cabeza, y al que Juan Manzur había pedido a todos los ministros que fueran.

¿Quiénes estuvieron? Un solo gobernador y faltaron varios ministros e intendentes del conurbano. El grado de compromiso, como se ve, es bastante lábil.

Ayer nos preguntamos de qué le iba a servir al Presidente. La respuesta se cae de maduro. De nada.

Te dejo la última: Martín Guzmán se quedó con el control de Comercio Interior, que maneja el cristinista Roberto Feletti, y que antes dependía de Matías Kulfas.

Podría parecer una buena para Guzmán, que gana espacio en un área sensible en la que el gobierno no parece dar pie con bola.

Pero también puede ser una trampa: ¿A quién le van a achacar ya directamente el fracaso que está teniendo la política antiinflacionaria?