Intifada
La primera Intifada –o levantamiento civil palestino– comenzó en 1987 como protesta por el crecimiento de los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados a partir de la victoria del partido conservador Likud en 1977 y la represión a las manifestaciones palestinas en esos mismos territorios (Cisjordania y Gaza).
Estas protestas, que se prolongaron por varios años, dejaron no menos de 2.000 muertos.
La intifada se produce al tiempo que toma relevancia en Israel el denominado “campo de la paz”, partidos políticos y organizaciones civiles principalmente laboristas y de izquierda a favor de llegar a un acuerdo con los palestinos.
Además, la OLP estaba experimentando un debilitamiento militar que significó un cambio de estrategia en la organización: en 1988, proclama el "Estado de Palestina", lo que implicaba aceptar finalmente la solución de los dos Estados.
Al año siguiente Arafat es designado presidente y los palestinos reconocen las resoluciones 242 y 338 de la ONU. La primera llama a Israel a dejar los territorios ocupados tras la Guerra de los Seis Días en 1967, mientras que la 338 reafirma la resolución 242 respecto de la Guerra de Yom Kippur en 1974.
Yasir Arafat
Paralelamente, en la Franja de Gaza comienza a ganar presencia del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), escisión de la agrupación islamista Hermanos Musulmanes. Hamas, una organización religiosa y militar radicalizada, se opone al laicismo de la OLP que gobierna en Cisjordania, y al reconocimiento del Estado de Israel.
Oslo, la esperanza perdida
Foto: Isaac Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat, el 13 de septiembre de 1993.
La violencia y el costo humano de la intifada llevaron a que Israel y los palestinos comenzaran negociaciones secretas patrocinadas por el gobierno noruego. Esto desembocó en 1993 en los Acuerdos de Oslo, que pedían el reconocimiento mutuo y la creación de la Autoridad Nacional Palestina, ahora llamada Autoridad Palestina (AP), en Cisjordania y Gaza.
Israel accedió a transferir gradualmente, a lo largo de cinco años, los territorios de Cisjordania y Gaza a la AP. Esto no llegó a concretarse y la sensación de triunfo se desvaneció hasta que la segunda Intifada, a fines del año 2000, desbarató toda expectativa. Lo que sucedió es que las cuestiones más complejas no se solucionaron con los acuerdos.
Segunda intifada, el antecedente de este presente
Después de la muerte de Arafat en 2004, Mahmoud Abbas asumió el liderazgo de Al Fatah, la facción predominante en la OLP.
La segunda intifada, que había comenzado a fines de 2000, adquirió un carácter religioso y grupos como Hamás ganaron protagonismo. Las tensiones entre la OLP y Hamás aumentaron.
En 2006 se realizaron las últimas elecciones legislativas en Cisjordania. Desde entonces hasta el presente no hubo más comicios y Abbas gobierna por decreto.
En 2007, un enfrentamiento armado dejó a Hamás en control de la Franja de Gaza, mientras que la OLP mantuvo el dominio en Cisjordania. El liderazgo palestino sigue hasta hoy dividido entre un grupo ultrarreligioso y violento y otro de tradición laica y que se había moderado, pero sin poder real en Gaza.
¿Cuáles son las cuestiones que obstaculizan los acuerdos?
Desde entonces hasta ahora la situación no ha variado en gran medida.
Los atentados y ataques suicidas continuaron. Israel respondió con la construcción de un muro que rodea a Cisjordania y con restricciones de tránsito de los palestinos que diariamente trabajan en territorio del Estado judío y el bloqueo a la Franja de Gaza por tierra, mar y aire. También aplica los llamados asesinatos selectivos contra líderes terroristas.
Las negociaciones entre las contrapartes israelíes y palestinas, con o sin mediadores, se suceden a lo largo de los años sin avances evidentes.
Al Fatah y Hamas entablaron negociaciones de reconciliación e incluso firmaron un acuerdo para ejercer la resistencia pacífica contra Israel. Ninguno de los dos objetivos se cumplió.
Un intento de la ONU para retomar las negociaciones de paz fracasó rotundamente en 2014.
Un factor especialmente irritante fue la decisión del entonces presidente Donald Trump de mudar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.
En los últimos años, el sistema llamado “Cúpula de acero” neutralizó innumerables ataques con cohetes desde Gaza contra la población civil israelí.
