Descubrí el lenguaje secreto que ocultan perros y gatos en sus gestos
En un mundo donde la conexión entre humanos y animales puede ser mágica, surgen símbolos ocultos. ¿Es mito o realidad la capacidad de entender lo que nos comunican?
20/05/2025 | 13:26Redacción Cadena 3
En la antigüedad, el contacto entre humanos y animales se consideraba sagrado, una conexión que iba más allá de la simple compañía. La cultura celta, en particular, había desarrollado un profundo entendimiento del lenguaje de las bestias, un conocimiento que se transmitía de generación en generación.
En esta tradición, los canes y felinos eran vistos como mensajeros de los dioses, seres que portaban significados secretos en sus comportamientos y gestos.
Ubicado en lo que ahora es el Reino Unido, el pueblo celta adaptaba su vida cotidiana a las señales de sus mascotas. Un perro que movía la cola de cierta manera indicaba alegría y un buen augurio, mientras que un gato que se estiraba tenía el poder de atraer la buena suerte. Las leyendas afirmaban que, en noches de luna llena, los felinos podían transmitir sueños a sus dueños, secretos que solo ellos podían descifrar.
La región de los Andes, por su parte, también albergaba mitos sobre la comunicación con animales. En la cultura inca, los perros eran considerados guardianes del inframundo y se creía que podían advertir sobre males inminentes a través de su comportamiento.
Por ejemplo, un ladrido intempestivo era un aviso de que algo oscuro se aproximaba, algo que los humanos debían tomar en cuenta.
Avanzando en el tiempo, los antiguos griegos consideraban que las marcadas miradas de los gatos eran un signo de la conexión con el mundo espiritual.
Se decía que podían ver cosas que los humanos no podían, y su conducta variaba según la proximidad a situaciones de tanto riesgo como de tranquilidad.
Sin embargo, en la actualidad, la ciencia ha empezado a desmitificar ciertas creencias, pero no sin abrir un nuevo debate sobre la esencia de estas conexiones.
Estudios recientes sugieren que los perros y gatos carecen de un "lenguaje" formal como los humanos. No obstante, el lenguaje corporal, la vocalización y los gestos son herramientas que utilizan para comunicarse con sus dueños.
Por ejemplo, un perro que se aproxima con las orejas hacia atrás y la cola entre las patas no está simplemente asustado; está tratando de comunicar que se siente vulnerable y necesita protección.
Por otro lado, un gato que frota su cabeza contra las piernas de su propietario no está solo buscando cariño. Este acto también deja su aroma, marcando su territorio y estableciendo un vínculo más profundo.
La interacción con estos animales requiere una observación atenta y una disposición a establecer un diálogo que trasciende las palabras. La capacidad de entender estos gestos permite al dueño no solo satisfacer las necesidades de su mascota, sino también formar una relación basada en la confianza.
Algunos especialistas sugieren llevar un diario de observaciones sobre el comportamiento de las mascotas, registrando sus reacciones en diferentes situaciones.
Esta práctica podría ayudar a revelar patrones y, así, permitir una comunicación más fluida.
Aunque muchos creen que estos conocimientos son solo leyendas, la realidad muestra que las mascotas tienen sus propios modos de expresar deseos y temores, creando un enigmático vínculo con sus dueños que desafía la frontera entre el mito y la realidad.