Dólar planchado: en qué conviene invertir hoy en Argentina
20/05/2025 | 14:21Redacción Cadena 3

Con el dólar en una especie de "siesta profunda", como si Benjamin Franklin se hubiera tomado un descanso, muchos ahorristas se preguntan: ¿Dónde pongo mi plata?
Desde el levantamiento del cepo cambiario, el dólar mostró una calma inusual: el MEP cayó un 3,6%, el contado con liquidación un 3,1% y hasta el oficial retrocedió casi un 3%. Este escenario de "mucho verde" plantea interrogantes para quienes buscan hacer rendir sus ahorros.
Primero, hablemos de la abundancia de dólares. No solo están llegando fondos del FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento, sino que el campo, lejos de "no liquidar" como algunos sostienen, está haciendo lo suyo.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, estamos frente a la cosecha más alta desde 2018 y la liquidación de divisas más elevada desde 2022. A esto se suma la inversión extranjera directa, que parece estar ganando terreno. Todo indica que esta oferta de dólares podría mantenerse, manteniendo al billete en una relativa estabilidad.
Entonces, ¿Qué hacer con los ahorros? Para el ahorrista tradicional, quedarse en dólares ya no parece la opción más rentable. Los números hablan claro: los plazos fijos, tanto los tradicionales como los ajustados por UVA, superaron el rendimiento del dólar en el último tiempo.
Para quienes buscan un poco más de riesgo, pero sin complicarse demasiado, las LECAP (Letras Capitalizables) ofrecen retornos algo más jugosos. Estas alternativas en pesos están ganando atractivo en un contexto donde el dólar no corre como antes, y el pase de dólares a pesos se convirtió en una estrategia tentadora para muchos.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La estabilidad del dólar puede ser una oportunidad, pero también exige cautela. No hay que confiar ciegamente en la calma momentánea. Quienes opten por instrumentos en pesos deben estar atentos a las tasas de interés, la inflación y las señales del Gobierno sobre la política monetaria.
Además, la llegada de fondos externos y la liquidación del campo no garantizan que esta bonanza sea eterna.
• Qué pasará con la reforma previsional
El gobierno de Javier Milei puso sobre la mesa un tema que, tarde o temprano, debía ser abordado: la reforma previsional. Con un proyecto enviado al Congreso, que incluye la creación de una comisión especial para trabajar hasta fin de año, el Ejecutivo busca meterse de lleno en un sistema que involucra a entre siete y ocho millones de jubilados y pensionados en Argentina.
Sin embargo, como suele ocurrir en la política nacional, el debate está lejos de ser sencillo. La agenda parlamentaria está saturada: 17 proyectos en discusión, 11 dictámenes vinculados y un Congreso donde nadie parece ponerse de acuerdo.
El oficialismo empuja una reforma integral, mientras la oposición se aferra a medidas de corto plazo, como bonos o aumentos en los haberes, con un tinte que muchos tildan de populista.
El corazón del problema es que el sistema previsional argentino es insostenible. Nuestro sistema jubilatorio es el anteúltimo del mundo, solo superado por Islandia. Esto no es un dato menor: quienes hoy tienen entre 40 y 50 años podrían enfrentarse a un futuro sin jubilación viable.
El oficialismo lo sabe y, por eso, insiste en que la reforma previsional debe ir de la mano de una reforma laboral. Sin empleo formal, sin empresas dispuestas a contratar, no hay aportes para sostener a los pasivos.
Las pymes, que son el motor de la economía, enfrentan riesgos descomunales: juicios laborales, bloqueos sindicales y costos asociados que desalientan la contratación. Sin activos, no hay sistema que aguante.
La oposición, en cambio, parece enfocada en el cortoplazo, buscando conquistar al electorado con promesas de mejoras inmediatas en los haberes o bonos adicionales. Es una estrategia que puede sonar atractiva para los jubilados, que hoy enfrentan haberes que apenas alcanzan para sobrevivir, pero que no ataca el problema de fondo. La sostenibilidad del sistema no se resuelve con parches, sino con cambios estructurales que miren al largo plazo, incluyendo el espinoso tema de la edad jubilatoria, un desafío que no es exclusivo de nuestra Argentina, pero que aquí se agrava por la precariedad del sistema.
El Gobierno tiene clara su prioridad: la reforma laboral primero, porque sin empleo formal no hay base para financiar las jubilaciones. Pero el camino no será fácil.
La política argentina, con una clase dirigente que lleva décadas en el Congreso, sigue atrapada en sus propias internas, incapaz de consensuar soluciones de fondo. Mientras tanto, millones de jubilados viven en la incertidumbre y los futuros jubilados se preguntan si alguna vez podrán retirarse con dignidad.