Ya no hay a quién quitarle más nada
08/12/2021 | 11:26Redacción Cadena 3
El último relevamiento de la Universidad Católica Argentina marca una leve y previsible baja de la pobreza luego de la cuarentena más larga e intensa del mundo. De todos modos sigue siendo altísima la pobreza: casi 44% de la población no alcanza a comprar la canasta básica.
Pero el dato más alarmante es que ya no basta trabajar en Argentina para esquivar la pobreza. El 28% de quienes tienen un trabajo son pobres. Es una cifra récord.
Traducido: los salarios argentinos son miserables. La pobreza ya no es de los excluidos. La inclusión, al menos laboral, también te lleva a la pobreza. Somos cada vez más iguales, pero iguales en la pobreza.
No les pasa sólo a los asalariados. A los ricos también. Hoy hay un dato curioso. Muchos argentinos están vendiendo sus departamentos en Punta del Este por una razón impensada hasta ahora: no alcanzan a pagar las expensas. Es una frivolidad mezclar esto con los niveles de pobreza. Pero algo hay en común. Los ricos argentinos también son cada vez más pobres en comparación con los del resto del mundo. Lo cual no es novedad. Hay gerentes de empresas medianas en Argentina que cobran en dólares menos que un mozo en Miami.
Todos somos más pobres. Cada vez más pobres.
Y eso señala el fin del “modelo”, sea lo que sea que eso signifique. El Estado no tiene más a quién quitarle nada para financiar su enorme costo, su burocracia y a los millones de personas que no hacen nada.
Como ya no quedan ni ricos a los cuales matar con impuestos, la única forma de sostener ese estado insostenible de cosas es esquilmar a los trabajadores a través del impuesto inflacionario, lo cual lleva al autoestrangulamiento. El Estado, con el argumento de intervenir para auxiliar a los pobres que no trabajan, transforma en pobres a los que sí trabajan.
Es el fin del camino. Hemos llegado.




