De la banda a los bandazos
01/10/2025 | 11:02Redacción Cadena 3
El dólar en el Banco Nación, que ayer cerró a $1400, escaló esta mañana a $1450, mientras los bonos caen un 2% en el premarket, empujando el riesgo país por encima de los 1230 puntos. Este nivel, aunque menor a los 1500 previos a los anuncios del gobierno de Estados Unidos, refleja una desconfianza que no cede. ¿Por qué? Porque el panorama económico y político está lejos de inspirar tranquilidad.
La raíz del problema es clara: el mercado duda de la capacidad del Gobierno para sortear las elecciones, garantizar los dólares necesarios para los vencimientos de deuda en enero y julio, y acumular reservas en el Banco Central.
Ayer, la intervención del Central en el mercado cambiario dejó más preguntas que respuestas. No está claro cuánto compró o vendió, pero los rumores sugieren que las reservas, ya golpeadas por pagos a organismos internacionales, no logran repuntar.
De los $7.000 millones que liquidaron las cerealeras, solo una fracción quedó en las arcas del Central, mucho menos de lo esperado. Este escenario, sumado a la caída de los bonos, pinta un cuadro preocupante.
El Gobierno, en un intento por contener la sangría, sigue ajustando tornillos. Ayer, las billeteras virtuales, que venían vendiendo dólares libremente tras el levantamiento del cepo, fueron frenadas en seco. El Banco Central, curiosamente, recordó que no existe una normativa que las habilite para operar en el mercado oficial.
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La divisa norteamericana operaba un 3,6% por encima del cierre del martes, a $1.450. La economista Gisela Veritier dijo a Cadena 3 que "el mercado sigue dando señales que ponen en duda la política del Gobierno".
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Este tipo de decisiones, improvisadas y reactivas, no hacen más que alimentar la percepción de un Gobierno que navega a los bandazos, sin un rumbo claro.
El sistema de bandas cambiarias, que debería permitir al dólar fluctuar dentro de un rango controlado, se parece cada vez más a un tipo de cambio fijo. El Central interviene constantemente para sostenerlo. Con reservas escasas y un riesgo país que espanta a los prestamistas, el sistema parece insostenible.
Los mercados ya descuentan que, después de octubre, las bandas colapsarán, y el dólar flotará libremente, como ocurre en economías más estables. Pero en la Argentina, este camino hacia la flotación no genera expectativas de orden, sino de caos.
La oposición no ayuda. Sus declaraciones sobre la imposibilidad de pagar la deuda, aunque esta no esté creciendo, siembran más dudas. A esto se suma la falta de claridad sobre la ayuda que podría llegar desde Estados Unidos. Sin un plan concreto, el Gobierno queda atrapado en un círculo vicioso: interviene para calmar el dólar, pero cada intervención agota reservas y refuerza la percepción de fragilidad.
El gran temor del Gobierno es que una disparada del dólar, aunque sea temporal, se traslade a los precios y desate una inflación descontrolada. Curiosamente, esto no ocurrió en gran medida, gracias a una cantidad de pesos limitada en la economía.
¿Qué hará el gobierno? ¿Seguirá pateando la pelota hasta las elecciones, arriesgándose a un colapso mayor, o tomará medidas drásticas antes?





