Convirtieron un tambo al borde del cierre en una joya de innovación rural
Vanina Ormaechea volvió al campo de su infancia para transformar el tambo familiar con tecnología de punta. Junto a su madre, hermana y pareja, incorporó un robot ordeñador para sumar valor.
19/05/2025 | 14:34Redacción Cadena 3
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Audio. Emprendimiento tambero en Entre Ríos combina tradición y tecnología innovadora
La Argentina Posible
La historia de Vanina Ormaechea es un ejemplo palpable de lo que representa "La Argentina Posible": la combinación de herencia rural, trabajo familiar y apuesta por el futuro. En Don Cristóbal, a 32 kilómetros de Nogoyá, Entre Ríos, Vanina y su familia transformaron un tambo casi improductivo en un emprendimiento modelo, incorporando tecnología de última generación y manteniendo viva la tradición quesera heredada de su madre.
Todo comenzó en 2012, cuando Vanina, recién recibida y sin conseguir trabajo en su profesión, decidió regresar al campo de su infancia. Su madre tenía un pequeño tambo con infraestructura precaria, apenas seis o siete vacas en ordeño y sin perspectivas de crecimiento. "Volví mientras buscaba otra salida laboral, pero me fui quedando", recuerda Vanina en diálogo con Cadena 3.
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Una historia especial. La familia que cambió el tambo por el turismo en Ansenuza
Se trata de los Maranzana, quienes decidieron lanzar su emprendimiento de ecoturismo, El Bajo. Está ubicado en La Paquita, a 60 km de Miramar. Ofrecen cabalgatas, avistaje de aves y caminatas guiadas.
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Con el apoyo de su pareja —hijo de un tambero— comenzaron a reorganizar el establecimiento. Vendieron animales improductivos y reinvirtieron en vacas de mejor genética. El trabajo fue progresivo: resembraron praderas, mejoraron la alimentación y aumentaron el rodeo. Para 2020, ya pensaban en dar un salto clave: construir un nuevo tambo.
Ese paso llegó de la mano de la tecnología. En 2024, tras visitar la Expo Leche de Nogoyá y luego una exposición en San Francisco, decidieron incorporar un robot ordeñador. La inversión implicó no solo una mejora en la rutina diaria, sino también un cambio radical en la gestión productiva: "El robot nos da flexibilidad, información precisa de cada vaca y confort para los animales", explica Vanina.
Pero el tambo robotizado es solo una parte de este proyecto. La quesería, encabezada por su madre, sigue siendo un pilar. "Siempre hicimos quesos, desde que teníamos pocos litros. Ya tenemos nuestra clientela. Mi mamá ama hacer queso, y eso también es parte de nuestra identidad", agrega.
Hoy, con 62 vacas, 32 de ellas en ordeño, y trabajando sobre 36 hectáreas, la familia Ormaechea logró algo poco habitual en el contexto actual: no solo evitar el éxodo rural, sino revertirlo. "La tendencia es irse del campo. Yo volví, y estoy feliz. Me gusta salir, pero siempre quiero volver. Mi lugar es este", afirma con convicción.
El tambo de Vanina es una muestra de que es posible producir con eficiencia, sumar valor en origen y mantener viva la cultura del trabajo rural. Una combinación de innovación, tradición y amor por la tierra, en una Argentina que muchas veces no se ve, pero que existe.
Entrevista de Fernando Genesir