Mario Grech, el cardenal maltés que emerge entre los favoritos para el Papado
Secretario General del Sínodo de los Obispos, este moderado de 68 años combina experiencia diplomática y una visión sinodal que lo posiciona como un fuerte candidato en el cónclave de 2025.
02/05/2025 | 09:51Redacción Cadena 3
En los días previos al cónclave que comenzará el 7 de mayo para elegir al sucesor del papa Francisco, un nombre resuena con fuerza entre los cardenales: Mario Grech.
Se trata del arzobispo de Malta, de 68 años, que ha sabido tejer puentes entre los sectores progresistas y tradicionales de la Iglesia Católica.
Su trayectoria, marcada por una sólida formación académica, una carrera eclesiástica ascendente y un rol clave en la promoción de la sinodalidad, lo convierte en uno de los principales “papabili” para liderar la Iglesia en un momento de profundas transformaciones.
Orígenes humildes en Gozo
Nacido el 20 de febrero de 1957 en Qala, un pequeño pueblo en la isla de Gozo, Malta, Mario Grech creció en una familia modesta y en un entorno profundamente católico.
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Su vocación sacerdotal no fue inmediata; fue justo antes de ingresar a la universidad cuando comenzó a sentir el llamado a servir a los demás.
Ordenado sacerdote en 1984, Grech se formó en filosofía y teología en el seminario diocesano de Gozo, y luego en Roma, donde obtuvo una licenciatura en derecho civil y canónico en la Pontificia Universidad Lateranense y un doctorado en derecho canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum).
De regreso en Malta, asumió diversos roles pastorales y administrativos, incluyendo vicario judicial del Tribunal de Gozo y juez del Tribunal Eclesiástico de Malta.
Su capacidad para combinar la pastoral con la diplomacia comenzó a destacar, ganándose la confianza de sus superiores.
En 2005, el papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Gozo, un hito que marcó su ascenso en la jerarquía eclesiástica.
Grech recuerda con gratitud ese momento y destaca la fe que Benedicto depositó en él.
Aliado de Francisco
El punto de inflexión en la carrera de Grech llegó en 2019, cuando el papa Francisco lo designó secretario general del Sínodo de los Obispos, un cargo que lo colocó en el centro de las reformas sinodales impulsadas por Bergoglio.
En 2020, Francisco lo creó cardenal, consolidando su influencia en el Vaticano.
Como líder del Sínodo, Grech ha sido una figura clave en el proceso global de sinodalidad, un modelo de Iglesia basado en el diálogo, la participación de los laicos y la escucha activa, que Francisco extendió hasta 2028.
Grech ha abogado por una Iglesia más inclusiva al promover la acogida a personas en situaciones irregulares, como parejas homosexuales, y abogando por una mayor participación de las mujeres, aunque sin lograr avances concretos como el diaconado femenino.
Su enfoque moderado le permitió tender puentes entre los sectores más aperturistas y los tradicionalistas, y ganarse el respeto de ambos.
En el Sínodo de 2023 y 2024, Grech demostró su habilidad para mediar entre posturas opuestas, consolidando una red de contactos con cardenales y obispos de todo el mundo, un factor crucial en un cónclave donde muchos electores no se conocen entre sí.
Un candidato de consenso
El 30 de abril, durante las reuniones previas al cónclave, el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y cercano colaborador de Francisco, propuso oficialmente a Grech como candidato a papa.
Aunque en el cónclave no existen candidaturas formales, esta nominación posicionó al maltés como una figura central en las deliberaciones.
Su perfil combina continuidad con las reformas de Francisco y una sensibilidad diplomática que podría apaciguar a los sectores más conservadores.
Grech no está exento de desafíos. Proveniente de Malta, un país pequeño con una población de apenas 500.000 habitantes, algunos podrían percibir su origen como menos representativo frente a candidatos de naciones más grandes, como el italiano Pietro Parolin o el filipino Luis Antonio Tagle.
Sin embargo, su amplia red de aliados y su visibilidad en el Vaticano compensan esta percepción.
Además, su evolución de posturas más conservadoras en sus inicios a un enfoque progresista lo presenta como un “candidato de compromiso”.
Una Iglesia en transición
Con 135 cardenales electores, el cónclave de 2025 será el más numeroso de la historia, y las votaciones, que comenzarán el 7 de mayo en la Capilla Sixtina, podrían definirse rápidamente.
Grech, con su experiencia en el diálogo interreligioso, su defensa de una Iglesia cercana a los marginados y su capacidad para articular una visión global, aparece como un heredero natural del legado de Francisco.
Otros nombres, como el patriarca de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa o el italiano Matteo Zuppi, también figuran entre los papabiles, pero la propuesta de Hollerich ha colocado a Grech en el centro de la conversación.
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En un mundo marcado por divisiones y desafíos sociales, la figura de Mario Grech representa una apuesta por una Iglesia que “camina junta”, como reza el lema de la sinodalidad.
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