Techos de bajo carbono reutilizan desechos industriales para cuidar el ambiente
Una prueba a gran escala en Melbourne demuestra que la integración de ceniza de carbón y vidrio en tejas de concreto reduce un 13% las emisiones de CO2. Este avance impulsa la sostenibilidad en la construcción.
27/10/2025 | 16:30Redacción Cadena 3
Un ensayo a gran escala de tejas de techo sostenibles realizado por RMIT University y Bristile Roofing evidenció que la incorporación de ceniza de carbón y desechos de vidrio permite reducir el impacto ambiental de estos productos. El proceso manufacturero, llevado a cabo en una fábrica de Melbourne, produjo cientos de tejas de concreto que utilizan estos residuos, lo que no solo mejora la sostenibilidad, sino que también ofrece beneficios técnicos.
Las pruebas demostraron que el producto final era más liviano y contaba con mejor resistencia al fuego, además de cumplir con los estándares australianos de resistencia y durabilidad. Un análisis exhaustivo del ciclo de vida de estas nuevas tejas, que abarcó desde la producción de materia prima hasta el vertido en relleno sanitario al final de su ciclo de vida, mostró una reducción del 13% en las emisiones de CO2 en comparación con las tejas de concreto convencionales.
Dr. Chamila Gunasekara, líder del proyecto en RMIT, explicó que esta importante mejora medioambiental proviene del uso de ceniza de estanque recuperada y arena de vidrio reciclada no lavada, evitando así un procesamiento intensivo en energía y reemplazando materiales vírgenes. "Al reemplazar el 10% del cemento con ceniza de estanque y el 10% de la arena de río con desecho de vidrio no lavado, logramos un reemplazo total del 20% de materiales vírgenes, lo que no solo reduce el desecho destinado a los vertederos, sino que también permite producir un producto de concreto mejorado con mayor resistencia al fuego", comentó Gunasekara.
En Australia, se generan aproximadamente 12 millones de toneladas de ceniza de carbón anualmente a partir de la generación de electricidad, con más de 400 millones de toneladas almacenadas en grandes estanques de sedimentación. De igual manera, cada año se producen más de 1.3 millones de toneladas de desechos de vidrio, de los cuales más de la mitad aún termina en vertederos.
La Dr. Yulin Patrisia, investigadora principal de RMIT, destacó que la prueba demostró que se puede integrar un volumen significativo de este tipo de desechos industriales sin comprometer la calidad y seguridad del producto final. "A pesar de que la ceniza de estanque recuperada es menos reactiva, se mantiene como un material atractivo por su gran disponibilidad y por su aporte al rendimiento a largo plazo del concreto", señaló Patrisia. "Nuestras pruebas mostraron un mejor comportamiento dimensional, una reducción en las fisuras por contracción y un aumento de resistencia a lo largo del tiempo, lo que lo convierte en un material ideal para aplicaciones no estructurales duraderas".
El desempeño de ingeniería del producto fue publicado en la revista Sustainable Materials and Technologies, mientras que la evaluación ambiental se dio a conocer en The International Journal of Life Cycle Assessment. Ahora, se están llevando a cabo colaboraciones adicionales con consejos locales y socios comerciales para probar las tejas de concreto en escenarios reales. Gunasekara concluyó: "Esto es más que solo un éxito en el laboratorio; estamos listos para escalar esto para la industria".
Lectura rápida
¿Qué innovaciones se presentan?
Se desarrollaron tejas de concreto que utilizan ceniza de carbón y vidrio reciclado para reducir el impacto ambiental.
¿Quiénes realizaron el proyecto?
El proyecto fue llevado a cabo por RMIT University en colaboración con Bristile Roofing.
¿Cuándo se realizó la prueba?
La prueba a gran escala se realizó en Melbourne en 2025.
¿Qué beneficios se observaron?
La incorporación de desechos permite una reducción del 13% en las emisiones de CO2, además de incrementar la resistencia al fuego de las tejas.
¿Cómo se plantea la expansión de este proyecto?
Se buscan colaboraciones adicionales para probar las tejas en entornos reales, con miras a su escalabilidad en la industria.





