El Vaticano blinda el cónclave: alta tecnología evita filtraciones y espionaje
El centro tecnológico del Vaticano despliega avanzados sistemas de seguridad, desde inhibidores de señal hasta jaulas de Faraday, para proteger la secrecía del cónclave.
07/05/2025 | 17:09Redacción Cadena 3
Mientras los 133 cardenales electores se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco, el Vaticano mantiene activado un sofisticado centro tecnológico para garantizar el absoluto secreto del cónclave.
Equipado con inhibidores de señal, jaulas de Faraday y sistemas antidrones, este operativo busca proteger a los cardenales de espionaje y prevenir filtraciones, en un mundo donde la tecnología plantea desafíos sin precedentes.
El núcleo de estas medidas se encuentra en un búnker digital subterráneo, donde la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza monitorean 650 cámaras con inteligencia artificial, según reportes en distintas redes sociales.
Desde el 5 de mayo, las señales de telefonía móvil y Wi-Fi fueron desactivadas en la Capilla Sixtina y la residencia Santa Marta, donde los cardenales se alojan.
Inhibidores de señal, instalados estratégicamente, bloquean cualquier comunicación electrónica, impidiendo el uso de smartphones o dispositivos de grabación.
Esta medida, implementada por primera vez en 2005 tras filtraciones como la del cardenal alemán que reveló la elección de Benedicto XVI, se ha perfeccionado para 2025.
Para contrarrestar posibles micrófonos ocultos, el Vaticano emplea escáneres que revisan minuciosamente la Capilla Sixtina, la residencia y el Aula de las Bendiciones.
Una jaula de Faraday, una estructura metálica que bloquea señales electromagnéticas, envuelve la Capilla Sixtina, asegurando que ni drones ni satélites puedan captar información.
Además, las ventanas han sido cubiertas con películas opacas para evitar vigilancia por drones o cámaras de alta resolución, y sistemas antidrones patrullan el espacio aéreo vaticano.
La seguridad física también es rigurosa. Los cardenales, que juran secreto bajo pena de excomunión, entregan sus dispositivos electrónicos antes de entrar al cónclave y son escoltados por gendarmes y guardias suizos entre la residencia y la capilla.
Incluso el personal auxiliar, como cocineros y electricistas, presta un juramento de silencio y permanece incomunicado durante el cónclave.
Estas medidas responden a incidentes históricos, como el escándalo Vatileaks de 2012, y a la creciente amenaza de ciberespionaje.
En 2013, el Vaticano frustró un ataque del grupo de hackers Anonymous, demostrando la robustez de su ciberseguridad.
“Creamos un sobre protector alrededor de los cardenales en todo momento”, afirmó una fuente vaticana al subrayar la impenetrabilidad del sistema.




