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Cómo es el mercado de drogas sintéticas en Córdoba

La muerte de una joven tras consumir éxtasis volvió a poner en discusión la proliferación de estas drogas. Duras críticas de una jueza a la Policía Antidrogas.

25/07/2022 | 14:01Redacción Cadena 3

Calavera dorada, una variedad de éxtasis que se vende en Córdoba.

FOTO: Calavera dorada, una variedad de éxtasis que se vende en Córdoba.

En las redes sociales prolifera la oferta de drogas sintéticas en Córdoba.

FOTO: En las redes sociales prolifera la oferta de drogas sintéticas en Córdoba.

En las redes sociales prolifera la oferta de drogas sintéticas en Córdoba.

FOTO: En las redes sociales prolifera la oferta de drogas sintéticas en Córdoba.

El tamaño de la dosis de LSD.

FOTO: El tamaño de la dosis de LSD.

Cartones de lsd.

FOTO: Cartones de lsd.

Cartones de lsd.

FOTO: Cartones de lsd.

  1. Audio. "El éxtasis goza de buena prensa", advirtió toxicólogo

    Miguel Clariá

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La muerte de Agustina Di Martino, la joven de 29 años que sufrió un edema cerebral tras consumir éxtasis en la madrugada del sábado último en medio de una fiesta electrónica que se desarrollaba en un predio de la localidad de Malagueño, puso otra vez en discusión un tema muy sensible: la proliferación de las drogas sintéticas en territorio cordobés.

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Mientras en Córdoba aún se discuten cuestiones tan básicas como la formación y la capacitación policial, otras urgencias criminales se van acumulando: bandas cada vez más sofisticadas, penetración de estructuras extranjeras que libran una guerra local para el control del narcotráfico y la multiplicación de la oferta de sustancias de laboratorio.

El narcomenudeo tradicional no murió. Tampoco mutó. Sino que en los últimos años comenzó a agregar una nueva dinámica. De la periferia al Centro. Compradores que ya no tienen que buscar protección para ir a comprar sus dosis. Los "quioscos" continúan en los barrios de siempre, multiplicados. Pero la lucha ya no es territorial. La oferta se dispersó. Los narcos y sus dealers ahora conviven con otros amateurs, que compran y venden con el pulgar en la pantalla de su teléfono celular.

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Mientras que en los barrios las bocas de expendio se multiplican, de la mano de una construcción social en la que se conjugan la desesperación, los atajos, la corrupción y una marginalidad estructural, en otros puntos más acomodados asoma desde hace un tiempo un mercado más silencioso y menos violento, que no deja de crecer.

Se trata del negocio montado alrededor de las drogas sintéticas, una modalidad de venta y consumo de estupefacientes que en Córdoba ha puesto en jaque a todo un sistema preparado para perseguir otro tipo de sustancias.

Las pastillas de éxtasis o los troqueles impregnados con ácido lisérgico (LSD) son difíciles de detectar a simple vista, ocupan espacios más que reducidos y los perros antinarcóticos no están acostumbrados a olfatearlos.

O sea, todo lo contrario a lo que sucede con la marihuana y la cocaína.

Un cartón con cuatro pequeñas dosis de LSD se cotiza en la noche a no menos de 1.000 pesos. Una pastilla de éxtasis, en tanto, cuesta unos 3.000 pesos.

Mientras se debate sobre la cocaína y la marihuana, y la espiral de violencia que aparece siempre asociada a este mercado ilegal tan extendido en la ciudad de Córdoba como en buena parte del país, poco se habla todavía de las drogas sintéticas, un desafío que ya se les vino encima a las autoridades públicas.

Lejos de los “transas”, los “soldaditos”, los “quioscos”, las zapatillas colgando, los “teros” en las esquinas, los móviles policiales corruptos y todo el andamiaje narco y violento que se ha solidificado en los barrios alrededor de la cocaína y de la marihuana, el organigrama local estructurado en torno al éxtasis es mucho más imperceptible.

Por lo general, jóvenes sin experiencia en este “negocio” las compraban en la llamada “internet oculta”. Pagan los envíos con tarjeta o con bitcoins y la droga viaja en encomiendas repletas de cartón para intentar disimular su real contenido.

Incluso, se puede producir de modo local.

Todo queda reducido a un hilo de confianza tan endeble como la diferencia entre vivir y morir. Cualquier alteración química en la producción, por negligencia, para ahorrar costos, modificar alguna sustancia o acaso para generar una "guerra", puede ser fatal.

Estos dealers cuentan con una ventaja: la Justicia ordinaria y el Fuero de Lucha Contra el Narcotráfico recién se activan una vez que ocurrió alguna desgracia.

Según un informe de la Procuración de Narcocriminalidad (Procunar), en la última década Córdoba figura última en el ranking nacional de causas federales por narcotráfico, según una relación entre número de expedientes y cantidad de habitantes.

En ese sentido se expresó la jueza federal Liliana Navarro, quien tiene una dilatada trayectoria en la investigación de narcotráfico en la torre de los Tribunales Federales de Córdoba: "Ha habido una disminución abrumadora de la investigación de causas importantes de narcotráfico (transporte, producción y distribución en gran escala). Y no se trata sólo de cocaína y marihuana, sino de drogas de diseño, como el éxtasis, que producen efectos tan adversos como la cocaína y que suponen una elaboración más simple".

"Esta situación de la marcada disminución de causas responde a la desfederalización que se implementó en Córdoba desde fines de 2012, para que las provincias investiguen los quioscos, o sea los eslabones más bajos. Pero nunca se puede empezar a investigar el narcotráfico en serio, el verdadero narcotráfico desde el vértice", amplió la hoy camarista.

Y denunció: "La Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) está preparada sólo para el narcomenudeo, o sea para investigaciones breves. Antes, nosotros con la Policía de la Provincia, hacíamos una investigación completa, desde el inicio, con el control y la capacitación de fiscales y jueces federales. O sea, la Justicia federal perdió un recurso muy importante como es la Policía de la Provincia, ya que suelen ser estas fuerzas, locales, las que mejor trabajan en los territorios".

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