La paradoja de la longevidad: ¿para qué vivir más si no se vive mejor?
05/06/2025 | 17:34Redacción Cadena 3

En Argentina, la expectativa de vida ha crecido notablemente en las últimas décadas.
Según datos del CIPPEC, en 1990, el 8,7% de la población tenía más de 65 años; hoy, esa cifra alcanza el 12% y se proyecta que para 2100 será del 32%.
Sin embargo, este logro, que debería ser motivo de celebración, se ve opacado por una realidad cruda: la tercera edad enfrenta condiciones de vida precarias, marcadas por jubilaciones insuficientes y un sistema de salud que no da abasto.
La inflación recortó drásticamente los ingresos de los jubilados.
Ahora, el presidente Javier Milei anuncio del veto a un proyecto aprobado en Diputados para mejorar los haberes.
Pero el drama de los jubilados no se limita a los bajos ingresos.
La atención sanitaria, un pilar fundamental para una población que requiere cuidados específicos, está colapsada.
Los recortes en subsidios a medicamentos, sumados a la inflación, han deteriorado la calidad de vida de los mayores y los deja en una situación de “privaciones”.
¿De qué sirve prolongar la vida si no se garantiza un acceso adecuado a la salud? La respuesta es clara: la longevidad, sin calidad de vida, es una promesa vacía.
El sistema previsional argentino, aunque destaca por su alta cobertura (más del 95% de los mayores recibe algún ingreso), enfrenta problemas estructurales que lo hacen insostenible.
Lo planteamos el podcast Manual para transformar Argentina de Cadena 3 y CIPPEC: uno de los principales obstáculos es la informalidad laboral, que afecta al 40% de los trabajadores.
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Esta realidad, enquistada en el mercado laboral, implica que millones de personas no realizan aportes al sistema durante su vida activa, lo que reduce los fondos disponibles para financiar las jubilaciones. Las moratorias, como la derogada Ley 27.705, pretendieron ser un parche para incluir a quienes no alcanzaron los 30 años de aportes requeridos, pero no resuelven el problema de fondo.
Al contrario, han generado inequidades: quienes aportaron 28 años reciben haberes similares a quienes solo lo hicieron por dos.
CIPPEC propone una reforma integral que combine un ingreso universal básico (equivalente al 80% de la jubilación mínima) con un componente contributivo que premie los años de aportes, de modo de equilibrar equidad y sostenibilidad.
Esto elimina la barrera de los 30 años de aportes, que penaliza especialmente a las mujeres y a quienes trabajaron en la informalidad.
Sin embargo, cualquier reforma debe ir acompañada de cambios en el mercado laboral para reducir la informalidad, un desafío que requiere voluntad política y consenso.
La respuesta está en un sistema que valore a quienes construyeron el país.
Prolongar la expectativa de vida es un avance, aquí y en cualquier lugar del mundo, pero sin garantizar ingresos dignos y una salud accesible, se convierte en una carga para quienes llegan a la tercera edad.
Ojalá envejecer deje de ser sinónimo de abandono.