El Cabildo Abierto, el preludio de la Revolución de Mayo
El historiador Prudencio Bustos Argañaraz manifestó a Cadena 3 que, en nombre del rey, “estaban imponiendo a todos el gobierno de Buenos Aires". "Fue el primer intento de dominación", dijo.
22/05/2017 | 09:20Redacción Cadena 3
En el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, la estrategia del grupo revolucionario fue presionar al virrey y al Cabildo para concretar la convocatoria.
“Al Cabildo fueron invitados 600 vecinos de distinción. De ese número, 450 personas concurrieron y un número mucho menor participó activamente. Sin embargo, sólo 156 vecinos distinguidos votaron la destitución de Cisneros y la creación de una nueva junta a través del Cabildo de Buenos Aires”, dijo a Cadena 3 el historiador Prudencio Bustos Argañaraz.
Y agregó que entre los ausentes hay que “contar a algunos que fueron disuadidos de concurrir cuando ya estaban en las cercanías del edificio. El inicio de la reunión se demoró porque tres asistentes plantearon la nulidad de la asamblea por falta de quórum pero el reclamo no prosperó”.
El historiador manifestó que se conocen dos tipos de testimonios: los del bando patriota, que presentaron al Cabildo Abierto como un hecho ejemplar y los realistas que afirmaban que se encontraban casi prisioneros de las fuerzas militares comprometidas con la conspiración.
Bustos Argañaraz aseveró que "en nombre del rey, nos estaban imponiendo el gobierno de Buenos Aires a todos. Fue un atropello, fue el primer intento de dominación de Buenos Aires al resto del país y eso encendió una guerra civil que duró más de medio siglo”.
La asamblea debía pronunciarse sobre dos puntos: si el virrey debía dejar su cargo y, caso afirmativo, quién lo sustituía en el mando. Algunos propusieron que el sufragio fuera secreto, pero el criterio se rechazó. Cada concurrente debía exponer su voto en voz alta. Más de una veintena de invitados se retiraron silenciosamente, sin votar.
Finalmente, por la permanencia de Cisneros se pronunciaron 58 asistentes, y por su cesantía lo hicieron 156: quedó claro, entonces, que debía dejar el mando. Y respecto de quién lo iba a reemplazar, la votación decidió que el mando recaería en el Cabildo hasta que, según el procedimiento que éste determinase, se elija una "corporación o junta", y "no quedando duda que es el pueblo quien confiere la autoridad o mando", agregado este último que contenía el voto de Cornelio Saavedra.





