Brochero y Mama Antula, dos santos argentinos en la historia
La canonización de estas dos figuras reforzó el mensaje de una Iglesia comprometida con los pobres y los marginados, un principio rector del pontificado de Francisco.
21/04/2025 | 06:05Redacción Cadena 3
En una decisión que resuena profundamente en la fe y la identidad argentina, el papa Francisco elevó a los altares a dos figuras emblemáticas de la historia religiosa del país: el Cura Brochero y Mama Antula.
Ambos, exponentes del compromiso social y la evangelización en contextos adversos, han sido reconocidos por la Iglesia Católica como santos, consolidando su legado espiritual y su impacto en la cultura popular.
José Gabriel del Rosario Brochero: el cura gaucho
El Cura Brochero, nacido el 16 de marzo de 1840 en Villa Santa Rosa, fue un sacerdote que dedicó su vida a la evangelización de las comunidades más postergadas del interior argentino.
Conocido por su cercanía con los gauchos y su incansable labor en la educación y promoción social, Brochero se convirtió en una figura clave para la Iglesia y la sociedad de su tiempo.
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Montado en su mula y enfrentando las adversidades del clima y la geografía serrana, llevó el Evangelio a miles de personas que de otra manera no hubieran tenido acceso a la fe.
Su trabajo incluyó la construcción de caminos, escuelas y casas de ejercicios espirituales, lo que lo transformó en un referente de la acción social cristiana.
Su canonización, ocurrida el 16 de octubre de 2016, lo convirtió en el primer santo argentino nacido y fallecido en el país.
Mama Antula: la primera santa argentina
María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, nació en 1730 en el actual territorio de Santiago del Estero.
Su vida estuvo marcada por la difusión de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en un período donde la expulsión de los jesuitas había puesto en crisis esta práctica.
A pesar de las dificultades y la resistencia de ciertos sectores, Mama Antula recorrió el Virreinato del Río de la Plata promoviendo los ejercicios y reuniendo a miles de fieles, incluidos líderes políticos y sociales de la época.
Su carisma y determinación la convirtieron en una pieza clave en la continuidad de la espiritualidad ignaciana en el Río de la Plata.
El 11 de febrero de 2024, el papa Francisco la proclamó santa, destacando su papel en la evangelización y su compromiso con los más desfavorecidos.
Con ello, Mama Antula se convirtió en la primera mujer argentina en alcanzar la santidad, un reconocimiento a su incansable labor de fe y servicio.