3 posibles escenarios del impacto de la IA y cómo afectaría cultura y negocios
La inteligencia artificial transforma la forma en que consumimos el contenido digital. Analizamos cómo esta evolución afecta la vida cotidiana de los creadores y consumidores.
09/06/2025 | 17:59Redacción Cadena 3
Hace unos días una buena porción del internet cayó presa de un video de un canguro a quien aparentemente no dejaban abordar en un vuelo como animal de compañía. Para muchos -incluída yo- fue la primera vez que un video realizado con IA fue indistinguible de la realidad.
Como persona que vive del contenido (content creator o periodista, según los puristas de los medios), parte de mi trabajo incluye pensar cómo el contenido que creamos (con o sin IA) nos afecta.
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Si antes los medios tradicionales bastaban para saber qué era lo que sucedía en el mundo, hoy las redes sociales cumplen mucho más que esa función: son formadores de tendencias, consumos, cultura y múltiples ideologías, a una velocidad y con un alcance difícil de dimensionar. Directamente, son capaces de afectar nuestra percepción de la realidad. Y la cara detrás de la máscara son entidades que ya han demostrado jugar con la dopamina de nuestro cerebro con fines lucrativos.
Pensar entonces cómo afectará la IA a un factor tan importante de nuestras vidas como es el consumo digital, es clave. Entonces, Get Ready With Me para plantear los posibles escenarios de los que se está hablando en el mundillo del contenido con la masivización de la IA y cómo afectaría a la cultura, las empresas y la vida misma.
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1- La gente detesta el contenido con IA y busca autenticidad
El primer escenario potencial es el más optimista (para mi rubro) ya que los creadores humanos tendrían la ventaja por sobre la mares de contenido generado por la IA. Con la masivización de la IA, todo contenido creado 100% por robots será considerado “berreta”, del mismo modo en el que en su momento se veía a los objetos producidos en masa en la era post revolución industrial (y hasta no hace tantos años, a los productos etiquetados “Made in China”).
Los consumidores entonces van a buscar y consumir creadores que saben que son humanos. Sin embargo, similar como ocurrió con la revolución industrial, hoy en día el 90% de nuestros bienes son producidos en masa (más abarato) y si bien los productos artesanales de calidad son considerados en general “lujosos”, es un pequeño porcentaje el que realmente puede “vivir” de este tipo de producción.
Se suma por supuesto el desafío de cómo distinguiríamos a los creadores humanos de los artificiales.
2- Los humanos no pueden competir y la IA arrasa
El segundo escenario es exactamente lo opuesto: los creadores multimedia tendrían cada vez más dificultad para ser relevantes en una marea de contenido creado por IA y diseñado para inundar nuestros cerebros de dopamina (dopamine farming). Los creadores humanos acá, no tenemos chances.
La viralidad no estaría definida por lo que más nos guste a nosotros, sino por lo que mejor se adapta a la necesidad de las IA de maximizar interacciones.
3- El internet se convierte en una "zona gris" de información
Los eventos reales son indistinguibles de las simulaciones, gracias a los avances de la IA y el deepfake, y la verdad se hace imposible de conocer. Irónicamente, en este escenario, observaríamos la “muerte de las fake news”: si nada de lo que vemos en internet es creíble (porque es imposible de diferenciar lo verdadero de lo falso), entonces lo falso pierde efecto. Si la realidad es indistinguible de la mentira, la mentira deja de tener sentido.
Cómo impactaría la IA en la cultura y los negocios
Avanzando sobre este último escenario: si no podemos creer nada de lo que vemos online, algunas experiencias van a pasar a ser consideradas “premium”, como los eventos presenciales y el contacto entre personas. Esto es lo que ya algunos creadores están llamando la Analog renaissance (renacimiento de lo análogo).
Del mismo modo que hace unos años estamos experimentando esta “fake nostalgia” (la tendencia de rememorar una época considerada mejor o “más feliz” y la incapacidad de generar una novedad auténtica), que vemos con la vuelta de los vinilos, los permanentes remakes de películas ya exitosas y la vuelta de la moda de los ''90/''00 etc. Lo viejo funciona, Juan.
Si la gente se cansa de cuestionar qué es real, podría aparecer un fenómeno de vuelta a los medios tradicionales, todo lo existente previo a la IA, más cercanos y familiares.
Posiblemente, no como los conocemos, sino adaptados a la forma rápida de vivir de esta segunda década del siglo: con suscripciones que permitan contenidos sin anuncios, por ejemplo. O con contenido potenciado por la IA (para ganar en función de tiempo / actualidad) pero manteniendo una fuerte curaduría humana.
Sería iluso también pensar que se descartaría por completo la inteligencia artificial en pos de lo análogo: es una herramienta poderosísima y seguramente contribuya a mejorar estas experiencias.
Al final, con cualquiera de estos (u otros) escenarios, tanto creadores como consumidores vamos a tener que adaptarnos a este cambio y preguntarnos: ¿realmente queremos vivir en un mundo donde todo es programado, predecible y manipulado? La analog renaissance podría ser nuestra respuesta, sí, pero tal vez sea solo una forma de nostalgia, un intento desesperado de volver a algo que se está perdiendo y que tal vez ya sea tarde para recuperar.