Los gobernadores preparan su "golpe fiscal"
24/06/2025 | 13:02Redacción Cadena 3

En un giro que huele a maniobra política, los gobernadores que hace un año rubricaron con entusiasmo el Pacto de Mayo, ese supuesto compromiso con el equilibrio fiscal y la reducción del gasto público, hoy parecen dispuestos a dinamitarlo.
El lunes, en una reunión que no pasó desapercibida, acordaron enviar al Congreso un proyecto de ley que, de aprobarse, asestará un golpe a las finanzas nacionales. ¿De qué se trata? Quieren quedarse con el 60% del impuesto a los combustibles (hoy reciben solo el 10%) y apropiarse de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), esos fondos que la Nación usa para emergencias o, históricamente, para negociar lealtades políticas.
Este movimiento no es menor: las estimaciones más conservadoras calculan que implicaría transferir unos 2 billones de pesos de la Nación a las provincias. Para ponerlo en perspectiva, el superávit fiscal acumulado hasta mayo de 2025, pilar de la política antiinflacionaria del Gobierno, es de apenas 2,5 billones, y viene en retroceso por el aumento del gasto en jubilaciones y la inflación del 44%. Si a esto le sumamos la ley de jubilaciones con media sanción en el Senado y la de financiamiento universitario, que juntas representan un gasto descomunal sin ninguna reforma estructural, el resultado es claro: adiós al superávit fiscal.
Los gobernadores, que en público juran lealtad al equilibrio fiscal, en privado firman iniciativas que nos devuelven al viejo manual del "partido del Estado": devaluación, emisión, inflación, endeudamiento.
¿Para qué? Para seguir financiando ñoquis, militantes y estructuras clientelares que no han reducido un ápice. Sus argumentos son tan débiles que insultan la inteligencia: dicen que esto “no compromete” el superávit fiscal, como si el dinero no fuera fungible, como si los 2 billones que hoy están en las arcas nacionales pudieran esfumarse sin consecuencias.
Es sencillo: o se mantiene el superávit fiscal o se gasta la plata en el festival de siempre. No hay torta de limón y torta de chocolate a la vez.
El Gobierno nacional, debilitado por errores propios y promesas incumplidas a estos mismos gobernadores, enfrenta un escenario complicado. Hace un año, el Pacto de Mayo parecía un consenso sólido; hoy, es papel mojado.
Pero la responsabilidad no es solo del Ejecutivo. Los gobernadores parecen olvidar que la sociedad los observa, que hace poco votó un cambio y que no está dispuesta a tolerar más manos en el bolsillo. Creen que "lo peor ya pasó", que la crisis quedó atrás y que pueden volver a las andadas sin costo político. Grave error. La sociedad no es la misma de hace una década, y los mercados, que castigan al primer guiño de irresponsabilidad fiscal, tampoco.
La clave está en no subestimar a los argentinos. Volver atrás es más fácil de lo que parece: basta una señal equivocada en el Congreso para que la confianza económica se derrumbe. Los gobernadores, que hoy juegan a la traición fiscal, deberían recordar que las urnas no están tan lejos. Y la sociedad, que ya demostró su hartazgo, no perdona a quienes insistan en repetir la receta del fracaso.