Río Cuarto dio un paso significativo hacia la simplificación fiscal con la eliminación de 88 tasas municipales. ¿Y por qué digo "Río Cuarto, capital de Irlanda"? Porque esta decisión me recuerda a la transformación que vivió ese país que, en su momento, era uno de los más pobres de Europa.
A través de ajustes y reducciones en la presión fiscal, Irlanda logró atraer a numerosas empresas extranjeras, convirtiéndose en un ejemplo de crecimiento económico sostenido. El producto por habitante en Irlanda, que hoy supera los 100.000 dólares anuales, es un testimonio de esta estrategia exitosa.
El caso de Río Cuarto, bajo la dirección del intendente Guillermo de Rivas, se presenta como un intento de replicar una fórmula que, en otros contextos, demostró ser efectiva. De Rivas declaró que el objetivo se centra en "el equilibrio fiscal, la autonomía financiera y un incremento del 119% en los gastos para el próximo año".
Sin embargo, lo que realmente destaca en esta presentación son las medidas concretas que buscan facilitar la actividad económica en la ciudad.
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Entre las tasas eliminadas, se encuentran aquellas que gravan actos tan cotidianos como casarse, inscribir defunciones o divorcios, así como tasas para la ocupación de la vía pública. De Rivas mencionó que "en Río Cuarto nadie va a pagar para casarse" y añadió que "queremos promover el desarrollo de Río Cuarto", haciendo alusión a la eliminación de tasas que limitan la instalación de sillas y mesas en la calle, un aspecto que puede revitalizar la gastronomía local.
La pregunta que surge es cómo compensar la pérdida de ingresos por la eliminación de estas tasas. De Rivas señaló en Cadena 3 que la estrategia se basa en "alentar la inversión y la mayor actividad económica" para así incrementar la recaudación a través de otros tributos en la industria y el comercio. Esta es una idea que ya ha dado resultados en otros lugares, como Capitán Bermúdez, donde la reducción de tasas llevó a un aumento del 40% en la recaudación.
El intendente también mencionó que no se cobrarán tasas por ocupación de vía pública a aquellas obras que contribuyan al desarrollo de infraestructura, como redes de gas o fibra óptica. "No le vamos a cobrar ocupación de vía pública porque eso nos genera desarrollo", afirmó, subrayando la necesidad de facilitar la actividad económica en la ciudad.
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La eliminación de tasas también se presenta como "una medida para simplificar la vida de los ciudadanos", que a menudo se ven abrumados por un sistema burocrático engorroso. De Rivas dijo que es fundamental "facilitar y simplificarle a los vecinos" estos trámites, que muchas veces se convierten en una carga adicional.
Es evidente que la voracidad fiscal normalizó el pago de tasas por servicios que deberían ser gratuitos. La gente internalizó la idea de que debe pagar por cada trámite y, en consecuencia, se generó un entorno donde la evasión fiscal se convierte en una "opción viable".
¿Será posible que cobrar menos resulte en una recaudación mayor? Esta es una pregunta que muchos se hacen, y la experiencia de otras localidades sugiere que podría ser una estrategia válida. Al final, la presión fiscal excesiva no solo desincentiva la inversión, sino que también alimenta la informalidad y la falta de facturación.
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La experiencia de Río Cuarto, al eliminar varias tasas municipales, puede ser un ejemplo a seguir para otras ciudades que enfrentan desafíos similares para encontrar el balance adecuado que permita a los ciudadanos y a las empresas prosperar, sin que la carga fiscal se convierta en un obstáculo insalvable.
En este sentido, el camino que tomó Río Cuarto puede ser visto como un intento de sincerar la relación entre el Estado y sus ciudadanos, por deshacerse de la voracidad fiscal que ha caracterizado a muchos municipios y que ha llevado a la población a aceptar como normal el pago de tasas por servicios básicos. L
La eliminación de estas tasas podría ser el primer paso hacia un cambio significativo en la forma en que se concibe la fiscalidad en Argentina.
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