Honras fúnebres para tripulante fallecida en colisión de buque mexicano con el puente de Brooklyn

XALAPA, México (AP) — América Yamilet Sánchez, una joven de 20 años, solía compartir con sus padres imágenes del mar y diversos puertos. Sin embargo, en la noche del pasado lunes, la familia recibió el duro golpe del fallecimiento de su hija, quien se convirtió en una de las dos víctimas mortales tras la colisión de un buque mexicano con el puente de Brooklyn, en Nueva York.

El hogar familiar, ubicado en una casa color naranja con el número 10 de Xalapa, Veracruz, se transformó en un espacio de luto y condolencias. Durante la noche, amigos y familiares se congregaron para esperar su llegada, que fue acompañada hasta su hogar por personal de la Secretaría de Marina.

Antes de regresar a su ciudad natal, Sánchez fue despedida en una emotiva ceremonia realizada en la escuela naval en Alvarado, donde se encontraba cursando su último año de Ingeniería de Sistemas Navales. Sus compañeros y profesores rindieron homenaje a su dedicación y esfuerzo en la institución.

Entre las expresiones de respeto, destacó una corona de flores con un listón blanco que decía “Familia Barracudas con amor”, enviada por la escuela de natación donde había practicado durante diez años. Su talento en la natación le permitió representar a su escuela nacional en competiciones de mar abierto, logrando múltiples medallas.

América, como era conocida, representaba el orgullo de su familia: era la primera mujer en su hogar en ser militar, destacaba académicamente y constantemente era seleccionada para representar a su institución en eventos importantes.

Incluso fue parte de una selecta delegación que acompañó a la presidenta Claudia Sheinbaum durante su toma de poder el 1 de octubre de 2024. Su tío, Rodolfo Hernández Sayago, expresó la tristeza y el orgullo que sentían por ella: “Era una niña que siempre brilló en lo que se proponía”.

La noche del sábado, Sánchez compartió sus últimas fotografías con sus padres a través de WhatsApp, expresando su amor y la felicidad que le causaba conocer Islandia, su próximo destino durante la travesía a bordo del Cuauhtémoc. La familia, aunque dolida por su partida, se adentró en una atmósfera de celebración de su vida.

Las autoridades navales informaron que Sánchez había caído de uno de los mástiles que se vio involucrado en el accidente con el puente. Este tipo de ritual es común en los veleros de escuela; subir a los mástiles simboliza disciplina, respeto y destreza.

Alrededor de la medianoche, una carroza blanca llegó a su hogar, escoltada por altos mandos de la Secretaría de Marina, mientras amigos y familiares formaban una cadena humana en la calle, portando rosas blancas y con las luces de sus teléfonos encendidas, rindiendo homenaje a la cadete.

“¡Arriba la cadete Sánchez!”, resonaban los gritos mientras el ataúd pasaba entre aplausos. Su padre, Cosme Sánchez, visiblemente afectado, compartió con los medios: “Me la llevo en el corazón. Mi hija es un orgullo para todo México, gracias a todos por estar aquí con nosotros”. Cerró su intervención con un emotivo recuerdo de América en su uniforme de gala naval.

“Estoy devastado, pero debemos seguir adelante. Será recordada como merece”, añadió, consolidando el legado de amor y valentía que su hija dejó atrás.

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