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Crisis en Bolivia impacta la festividad de Jesús del Gran Poder, pero la fe se mantiene

La festividad de Jesús del Gran Poder se celebra en medio de una crisis económica en Bolivia. A pesar de ello, la fe y la tradición continúan siendo el centro de esta celebración que une a miles de devotos.

14/06/2025 | 18:12Redacción Cadena 3

FOTO: La festividad de Jesús del Gran Poder afectada por la crisis en Bolivia, pero no así la fe y magia

LA PAZ, Bolivia (AP) — La festividad de Jesús del Gran Poder, reconocida como una de las celebraciones religiosas más significativas del país, se lleva a cabo cada año en un contexto de fervor y alegría. Sin embargo, en esta ocasión, la crisis económica que atraviesa Bolivia dejó su marca en la celebración, que se desarrolló en medio de un clima de agitación social y política.

Este sábado, la festividad experimentó momentos de reflexión y silencio debido a los recientes enfrentamientos que sacudieron el país andino. Entre las solicitudes de los devotos, muchas oraciones se alzaron por la paz y la recuperación económica ante la incertidumbre.

La festividad, que tiene raíces indígenas aymaras y está dedicada a una representación milagrosa de Jesucristo, se vio afectada por la crisis económica más severa que vive Bolivia en las últimas cuatro décadas, en un panorama político tenso a días de unas elecciones presidenciales altamente polarizadas.

A pesar de la alta expectación y colorido habitual en estas celebraciones, este año se anunció la muerte de un joven estudiante debido a los incidentes que surgieron a raíz de las protestas que bloqueaban rutas en la ciudad minera de Llallagua, considerados el epicentro de la violencia.

Durante los días previos a la fiesta, seguidores del expresidente Evo Morales se enfrentaron a las fuerzas policiales, lo que dejó un saldo de seis fallecidos, incluyendo a cuatro policías y dos civiles. Este desarrollo ha conmocionado a la nación, en un momento donde la confianza política ha sido puesta a prueba tras la inhabilitación de Morales para participar en las próximas elecciones.

La festividad, esperada por más de 2.2 millones de habitantes de La Paz y El Alto como una oportunidad para revitalizar la economía local, se realizó en medio de un contexto inflacionario que impidió a muchas familias afrontar los gastos relacionados con la celebración.

La inflación, que alcanzó un 9,81% entre enero y mayo, ha complicado severamente la organización del evento, provocando que varios organizadores optaran por cancelar la llegada de músicos internacionales debido a la falta de presupuesto.

“Este año los costos de los trajes se incrementaron un 60%, lo que ha reducido la cantidad de danzarines en la festividad”, expuso Jorge Rodríguez, un comerciante de 37 años.

Por primera vez, se estimaba que solo alrededor de 70.000 bailarines se presentarían en comparación con los 90.000 del año anterior, reflejando el impacto financiero en un evento que tradicionalmente representa una fuente importante de ingresos para la región.

A pesar de las adversidades, el sentimiento de fe se mantuvo alto entre los participantes. “Muchos hermanos han venido a pedir permiso al Señor Jesús del Gran Poder porque no han podido bailar este año, pero su fe sigue intacta”, señaló el padre Saúl Mamani.

Aunque la festividad combina elementos de la cultura indígena andina y la religión católica, el sincretismo que caracteriza a estos eventos resalta la riqueza cultural de la nación. Esta celebración centenaria, considerada Patrimonio Cultural por la UNESCO, es un recordatorio de la complejidad de la identidad boliviana.

Los devotos, que se alinearon a lo largo del recorrido de la celebración en busca de una experiencia espiritual profunda, no permitieron que la crisis apague su devoción. Entre ellos, Francisca Quispe, de 63 años, quien lamentó la imposibilidad de bailar por segundo año consecutivo. Aún así, su espíritu permanece fuerte a pesar de las circunstancias adversas.

“Esta crisis ha afectado a todos, pero mi fe en el Señor del Gran Poder no se ha debilitado”, afirmó Quispe, reflejando el sentir de muchos que, aun en la penuria, encontraron un motivo para celebrar y creer.

[Fuente: AP]

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